Cinco meses después del homicidio del excombatiente de las Farc y exdirigente del partido Comunes en el Huila, Ronald Rojas Ramos, conocido como ‘Ramiro Durán’, las autoridades no han dado con el paradero del responsable.
DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES
Las investigaciones confirmaron que, “el determinador conocía perfectamente la zona para entrar y salir de ella sin ser descubierto”. Ronald Rojas entregó sus armas ya silenciadas para pasar al incierto mundo de la vida civil, el mismo en el que fue asesinado.
El exFarc Ronald Rojas Ramos, conocido como ‘Ramiro Durán’ en las filas de la otrora guerrilla, logró hacerle el quito a la muerte en muchas oportunidades, pero fue en su finca, mientras descansaba, que un francotirador logró asesinarlo la noche del 4 de julio, sin que nadie de su familia, y ni siquiera el robusto esquema de seguridad pudiera hacer algo.
El excombatiente de 42 años alcanzó a balbucear sus últimas palabras antes de caer abatido: “Al suelo, al suelo”.
Eran las 6:40 de la tarde de ese lunes festivo, último día de las tradicionales fiestas populares de la región. Ronald había departido toda la tarde; estaba sentado cuando, de repente, apareció un francotirador y le propinó dos disparos de fusil en el pecho. Alrededor de treinta personas, entre familiares y amigos, se tiraron al suelo. “Avanza, avanza”, le pidió con angustia la esposa a Ronald, al ver, en medio de la oscuridad, que él no se movía. Uno de sus hijos gritó: “Mamá, papá está herido”.
Rojas tenía protección estatal, no obstante, de acuerdo con testigos, sus escoltas en ese momento estaban preparando el vehículo para regresar a Neiva. De inmediato su esposa, auxiliar de enfermería, y quien también estuvo en las filas de la guerrilla, trató de ayudarlo, pero no reaccionaba. Minutos más tarde falleció en la clínica.
¿Quién dio la orden?
En julio de 2020, la víctima había denunciado su preocupación frente a su seguridad y la de sus compañeros. “Los ataques no están exclusivamente direccionados hacia la comunidad de reincorporados, sino también al universo de personas que gravitaban entorno a nosotros como colaboradores, como civiles, campesinos de la región que nos hacían uno u otro favor, esa fue la gente atacada en los últimos quince días. Asesinatos, amenazas y desplazamientos han sufrido”.
No es un secreto que el gran temor de Ronald Rojas, era que una vez dejara las armas fuera atacado y no tuviera como defenderse, y en efecto así pasó, pues cuando la muerte lo sorprendió, no tuvo oportunidad de reaccionar, la muerte lo había estado rondando muchas veces, pero según sus allegados, de ninguna forma tan miserable como la de esa noche, que a traición fue asesinado.
Una comisión especial procedente de la ciudad de Bogotá, llegó al departamento del Huila para ponerse al frente del caso, pero cinco meses después no hay ningún avance, ni siquiera el ofrecimiento por parte de la Alcaldía de la ciudad de Neiva, de hasta 30 millones de pesos por información del responsable, fue suficiente para que se lograra determinar quien dio la orden de asesinar a este reincorporado.
De acuerdo con los avances hasta ahora de las investigaciones, se logró determinar que el arma empleada fue un fusil, Ronald recibió dos disparos en el tórax desde una distancia aproximada de 50 metros, el autor fue un francotirador, que estaba escondido en la zona boscosa al costado izquierdo de la finca donde se encontraba el exguerrillero.
“La persona que disparó es previo conocedor de la zona, además se presume que estuvo escondido desde muchas horas atrás, llegó al lugar donde sabía iba a estar el exFarc, esperó el momento y actuó. Conocía por donde escapar, como salir, como moverse, porque una vez sucede el atentado, parte del esquema de seguridad de Rojas inmediatamente comenzaron a buscar a quien disparó, y no encontraron nada; es una zona boscosa, oscura de difícil acceso, que dada las circunstancias quien estaba escondido allí ya había hecho inteligencia del lugar y lo conocía perfectamente para lograr escapar sin ser descubierto”, indicó en exclusiva para Diario del Huila, uno de los investigadores que hacen parte de la comisión que busca, aún, esclarecer el crimen del firmante de paz.
Ronald Rojas, se convirtió en el firmante número 321 asesinado desde la forma del acuerdo de paz, y el segundo en el departamento del Huila, luego del crimen de Jhon Kennedy Vargas Aros, en el municipio de Pitalito.
‘Ramiro Durán’
A finales de los noventa, Ronald Rojas, conocido en las Farc con el alias de ‘Ramiro Durán’, estudiaba derecho y filosofía en Bogotá y era dirigente estudiantil; defendía la educación pública y salía a las calles a protestar, pero comenzó una represión en contra de los activistas y varios de ellos se vieron obligados a exiliarse. A Ronald lo amenazaron de muerte y tomó la decisión de unirse a la guerrilla durante el proceso de paz del Caguán, liderado por el expresidente Andrés Pastrana, que resultó fallido.
Rojas fue comandante del llamado Bloque Sur de las FARC, se desmovilizó en 2016 y había renunciado al partido Comunes —fundado por los guerrilleros que dejaron las armas y pasaron a la vida civil — por desacuerdos con ese partido. Estaba comprometido con la paz y se había dedicado a un proyecto productivo de maracuyá, que sembraba en la finca de sus padres.
Meses antes de la firma definitiva de la paz, en 2016, Ronald Rojas —todavía con su nombre de combate, ‘Ramiro Durán’—, esperaba con su tropa del Bloque Sur el momento de entregar las armas que poseían ya silenciadas para pasar al incierto mundo de la vida civil, el de la paz definitiva, en el que finalmente fue asesinado. Rojas sostenía que él representaba los temas pendientes de lo que faltaba por garantizar en Colombia en cuanto al cumplimiento del acuerdo de paz.
Rojas fue uno de los más acérrimos críticos de la tardía implementación del acuerdo de paz durante el gobierno del presidente Iván Duque. Diego Tello, defensor de derechos humanos y asesor de paz de la Gobernación del Huila, contó que, en diferentes instancias, Rojas expuso públicamente su desacuerdo con el incumplimiento de los compromisos de los reincorporados. Tuvo discordias con su propio partido y creó, aparte, la Mesa Autónoma de Reincorporación, un espacio que unió a otros excombatientes inconformes con la implementación del acuerdo de paz.
El proceso de reincorporación
“La reincorporación ha sido un fracaso en este país. La mayoría de los exguerrilleros, de origen campesino, no han tenido fácilmente accesos a tierras, ni condiciones de seguridad. Ronald, al igual que muchísimos excombatientes, no tenía las condiciones para desarrollar un proceso de reincorporación integral”, dice Diego Tello, que advierte que las dieciséis zonas donde el gobierno más ha invertido recursos son, precisamente, las zonas donde hay mayor nivel de inseguridad, conformación de nuevos grupos al margen de la ley y asesinatos a líderes sociales y excombatientes.
Ronald Rojas integró la Comisión de Seguimiento, Impulso y Verificación de la Implementación (CSIVI). Y participó en la creación y puesta en marcha el año pasado en Neiva, de la Mesa Autónoma de Reincorporación, la cual nació desde la inconformidad con el Partido Comunes.
Compartió sus últimos años de vida con la también exguerrillera conocida en las filas de la insurgencia como ‘Casika Atahualpa’, quien también entregó sus armas e inició su proceso de reincorporación, luego de haber estado por años integrando el Bloque Oriental de las Farc.
Indepaz señaló que el crimen fue cometido por “estructuras de carácter local que actúan por tercerización”.
Firmante de paz, asesinado en Pitalito
En el barrio Los Pinos del municipio de Pitalito, Huila, fue asesinado el firmante del Acuerdo de Paz entre el Estado colombiano y la antigua guerrilla de las Farc en 2016, Jhon Kennedy Vargas Aros de 37 años de edad. El hecho ocurrió a las 8 de la noche del pasado lunes 14 de marzo.
Su asesinato es el noveno ejecutado contra los firmantes de paz durante 2022 y el 308 desde su firma, según cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz). El ex combatiente nacido en San Vicente del Caguán, se movilizaba por la zona en su vehículo particular, cuando hombres armados lo abordaron y le dispararon en repetidas ocasiones mientras conducía.
Vargas Aros actualmente se encontraba realizando su proceso de reincorporación en el departamento del Huila y aunque, alcanzó a ser trasladado a un centro asistencial, falleció producto de las heridas. La primera autoridad en pronunciarse fue el alcalde de Pitalito, Edgar Muñoz quien dijo, “hasta el momento no hay capturas, las autoridades están recolectando información. Esta persona residía en el sector de Las Acacias, sector popular de nuestra ciudad”, dijo.