El fervor político en Venezuela se ha desatado con la incursión de María Corina Machado en la precampaña electoral, donde la líder opositora ha marcado un impacto significativo al promover a Edmundo González Urrutia como candidato presidencial. Aunque la campaña oficial aún no ha comenzado, los actos multitudinarios liderados por Machado han obligado a los miembros del régimen a salir de sus despachos para enfrentar una competencia que se presenta cada vez más desafiante.
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La nominación de González Urrutia como candidato unitario de la oposición ha puesto en marcha una intensa labor para dar a conocer su perfil político en un escenario donde María Corina Machado ha desplegado una formidable estrategia de visibilidad. Desde las calles del estado Zulia, donde la oposición se congregó en apoyo, hasta sus recorridos con la foto del candidato en mano, Machado ha estado en primera línea forjando un camino que busca la victoria en las urnas.
Las acciones de Machado han generado una reacción inmediata por parte del chavismo, que se vio obligado a movilizarse para contrarrestar el impulso opositor. Nicolás Maduro, líder del régimen, recorrió las calles de Guatire en un intento por capturar la atención pública, aunque las imágenes revelaron una asistencia significativamente menor a la esperada.
Simultáneamente, el chavismo emprendió su campaña para infundir temor en el electorado a través de una escalada de persecución contra la disidencia y amedrentar el voto opositor.
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De acuerdo con un informe redactado por el Instituto CASLA para la Corte Penal Internacional (CPI) que se presentó esta semana, la persecución en Venezuela “se ha vuelto más cruel e incisiva y lo que trata es de desmantelar cualquier coordinación que haya dentro de la sociedad civil”, de “atemorizar a todo aquel que quiera apoyar por ejemplo al partido Vente Venezuela al que declararon un grupo terrorista”, lo que les permite “ir a por todos sus miembros”.
