Por: Juan Yamid Sanabria
Los incendios presentados en el Departamento del Huila son la evidencia fehaciente de uno de los impactos del cambio climático. Las variaciones solares son producto de las actividades humanas que han acelerado en las últimas décadas los daños a nuestra capa de ozono con la emisión de gases de efecto invernadero con la quema de combustibles fósiles.
Según la Organización de Naciones Unidas, “la temperatura media de la Tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX, antes de la revolución industrial, y más elevada en términos absolutos que en los últimos 100.000 años”. Una acelerada evolución tecnológica nos ha permitido una vida con mayores comodidades, reducción de distancias, crecimiento económico, entre otros; pero ha tenido costos naturales que deben ser mitigables o las consecuencias serán peores.
Expertos del tema han manifestado que se debe limitar el aumento de la temperatura global de 1,5 °C; aunque, así como van las decisiones gubernamentales en el mundo, al final del siglo nuestras futuras generaciones podrían vivir bajo un incremento de 2,8 °C. Todo ello producido en gran parte por las principales potencias como China, Estados Unidos, India, la Unión Europea, Indonesia, Rusia y Brasil; lo cual no significa que los esfuerzos que se hagan desde países subdesarrollados como Colombia no sean importantes, pero si mínimos en comparación.
Ahora debemos adaptarnos a esta realidad, porque nuestras formas de vida han creado necesidades con la generación de energía, medios de transporte, industrias, agricultura; y todas las actividades a base de petróleo y gas que generan dióxido de carbono y metano. La transición a energías renovables como la solar, debe ser un pilar de desarrollo en municipios con temperaturas que llegan hasta los 42 °C.
Finalmente, aunque los incendios han generado un gran impacto y solidaridad, es solo uno, también podemos presentar sequías, problemas de suministro de agua, inundaciones, incremento del nivel del mar por el deshielo polar, tormentas; entre otras inclemencias de la naturaleza. La solución depende de las agendas políticas de quienes elegimos en el poder de los estados, no sólo con discursos emotivos, sino implementando los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París. En realidad, se nos está acabando el tiempo.