Armando Benedetti, embajador de Colombia ante la FAO, enfrenta un momento crítico tras revelar su intención de renunciar al cargo diplomático para someterse a rehabilitación por consumo de drogas y alcohol. La decisión surge en medio de cuestionamientos sobre su desempeño público y un reciente diagnóstico médico de un quiste precanceroso, que fue extirpado en una cirugía.
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El político aseguró que el impacto de su diagnóstico lo llevó a replantear su vida personal y profesional, lo que incluyó buscar ayuda en un centro de rehabilitación en Mazatlán, México. Sin embargo, su anuncio de renuncia genera dudas, ya que hasta el momento no ha formalizado su salida ni dado claridad sobre los tiempos o las implicaciones para la representación diplomática de Colombia ante la FAO.
Benedetti ha sido objeto de controversia por su historial de conductas cuestionables y acusaciones que han puesto en duda su compromiso ético, tanto en su vida personal como en su carrera política. Aunque afirma que sus problemas personales no afectaron su desempeño como embajador, críticos señalan que la imagen que proyecta podría impactar negativamente en el prestigio del país ante organismos internacionales.
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El ex diplomatico planea regresar al país para colaborar con el Gobierno como asesor en temas nacionales, a pesar de sus críticas hacia algunos nombramientos gubernamentales, a los que calificó como falta de “idoneidad”. Además, dejó entrever su interés por retomar su carrera política en el futuro.