Nicaragua, la OEA y Colombia
Por: Amadeo González Triviño
Todo apunta a que la clase política colombiana, que está dividida entre recalcitrantes derechistas, donde se dan cabida todas las maquinaciones para el uso y el abuso del poder, como nos lo demuestra la historia colombiana, frente a otro grupo que se dice librepensador, de izquierda pero no de izquierda como se les califica, sino liberales con tendencia al respeto de los derechos de los otros y a conjugar procesos históricos para encontrar una PAZ TOTAL, que ha sido mancillada cuando se ha procurado alcanzar algunos acuerdos y que sigue vigente como un postulado del hombre del siglo milenio, para decir que todo tiene que hacer parte de un proceso donde el afán, el protagonismo y la revancha, sean la base de sus propuestas o de su dirección de gobierno.
Colombia no se hizo presente en un debate contra el gobierno de Nicaragua. Y si lo hizo a propósito es parte de un proceso que no tenemos legitimidad para censurar. Ya lo hizo en su momento el señor Duque, cuando ejerciendo funciones presidenciales desconoció el gobierno de Maduro y en aras a un protagonismo que fácilmente se ha desmoronado, reconoció a un señor Guaidó como Legitimo representante de ese gobierno.
Se sabe y se conoce, que desde la campaña presidencial de Gustavo Petro, se ha liderado la bandera de la Paz. Que ahora en su mandato ha pregonado la bandera de la PAZ TOTAL, y que incluso desde las mismas fuerzas militares se pregona por su parte como la política de ahora es la SEGURIDAD HUMANA, antes que cualquier otra forma de atropello o de vandalismo que tanto nos gusta y que tanto nos alientan desde las instituciones militares en su momento. Es hora de una transformación que ha de cobrar muchos patrones y muchas concepciones de la vida y de la legitimidad del gobierno mismo.
Por favor, si estamos buscando reconciliarnos entre nosotros mismos, si tenemos unos índices de violencia y desconocimiento de los derechos humanos, a granel, si tenemos una serie de amenazas, de masacres, de muerte de líderes sociales y políticos en nuestra propia sociedad, porque hemos de cazar peleas y generar un repudio a otras formas de gobierno, si la misma Iglesia Católica, guardó silencio con el nazismo en Alemania, el falangismo en Italia y la violación sistemática por la dictadura militar en Argentina.
Los colombianos tenemos que buscar formas de entender las políticas que ha de liderar el gobernante de turno, en estos momentos, que es menester no ser macartistas y enrostrar con sellos de gobernabilidad que no se tienen, sea quien sea, el que los promueva o el que los lidere, es el gobierno de ahora, es el mandatario de turno, el que tiene sobre sus hombros la responsabilidad e históricamente ese será el sello dinamizador de una política a continuar o del fracaso de la misma.
Tristemente políticos de provincia que sirven de monigotes de los políticos de siempre, medios de comunicación al servicio de las grandes transnacionales y de la banca que se ha compenetrado en nuestro país, para hacernos víctimas cada día más y más de un sistema financiero capitalista y usurero, quieren que se haga y se practiquen ideas y conceptos de políticos que no dieron la talla, que perdieron el rumbo de sus políticas por defender el narcotráfico, patrocinar la corrupción, realizar toda clase de concesiones económicas a las potencias mundiales, que resignó la justicia a los ineptos e incapaces, y hoy quieren que sean ellos los que rescaten la nación.
A dónde queremos llegar con dichos cuestionamientos, cómo quieren conjurar una crisis cuando la que vivimos en el seno de nuestra sociedad es peor y aquella otra no nos toca, y que apenas llega el patrón a la casa, supuestamente tiene que seguir los mandatos del antecesor. ¿A dónde queremos llegar?
