Diario del Huila

Arquitectura de una poética

Nov 27, 2021

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DIARIO DEL HUILA, EL BOTALÓN

Por: Martha Cecilia Andrade Calderón

Se tuvo una velada poética en la cual la voz de la invitada musicalizó el recorrido de su quehacer a través del tiempo, así nos llevó de su mano y empezó el recorrido.

Desnudez

No quiero

que me vean desnuda

Creerían que existo.

Sandra Uribe Pérez

El arquitecto, en uno de sus haceres, selecciona el terreno, hace la explanación, la excavación, los cimientos, la estructura, la fundición, instala conexiones, llega a los acabados y afina la construcción de una obra. Nada contrario hace el poeta. Desde sus necesidades emocionales, se encuentra con la hoja en blanco, plasma su pensamiento, recaba en su imaginario, enlaza palabras, ensarta sentimientos, re-organiza versos y, por último, después de afinar la pluma, expone a un público su texto.

Con esta metáfora fue recibida, en la pasada Tertulia, la bogotana Sandra Uribe Pérez, poeta, narradora, ensayista, periodista y arquitecta. Por sus venas corren los ancestros de su padre lector, santandereano y la vena sensible de Tesalia, porque su madre y parte de la familia son huilenses.

Los cimientos

A más de la tertulia, se tuvo una velada poética en la cual la voz de la invitada musicalizó el recorrido de su quehacer a través del tiempo, así nos llevó de su mano y empezó el recorrido. Luego ofreció un bello recital con la lectura de algunos de sus poemas.

Su quehacer poético lo inicia en la infancia de niña tímida que se escondía entre los muros y las casas de cojines que hacía para leer libros de literatura. En esta etapa la marcaron textos como “El mundo de los niños”, y “Robinson Crusoe”, los poemas de García Lorca, entre otros. Llegó a escribir ocho poemas al día. Fue así que nace ese enamoramiento hacia la literatura y las letras. A los 12 años da a luz a su primer poema formal para el colegio.

La estructura

Desde ese otear de infancia, luego, la invitada, se refirió a su arte poético. Considera que la observación, el captar detalles, retomar lo cotidiano, han hecho de su impulso poético un dar cuenta de sus obsesiones como el silencio, de ahí que este tema haya sido una constante en su obra. Su recurrente. Ese contacto con el mundo desde su intimidad, su reflexionar, el ir y volver en círculo sus ideas la hacen escribir. Define la poesía como “sentir esa luz que sube por la garganta y no querer desprenderse del cuerpo”. Tuvo grandes orientadores e inspiradores que le permitieron, sentir y hacer de la poesía algo distinto, diferente, que tuviese el asombro en términos de Octavio Paz y que pudiera hacer temblar el alma del lector. Para la muestra uno de sus versos:

Obra en construcción

He colocado la primera palabra

Que alguien tire el primer silencio
para completar el poema

La consolidación

En su sencillez verbal, Sandra, nos contó sobre la importancia de haber tomado talleres poéticos con autores claves, como Juan M. Roca, Walter azula, Isaías Peña Gutiérrez, Walter azula y Armando Orozco. Motivada por este último y a sus 20 años se presenta en un evento público de encuentro literario y para su beneplácito en la ciudad de Neiva en 1992. En dónde no solo gustaron sus poemas, sino que asombraron, en términos de su maestro Orozco. Ello fue el impulso para seguir participando en concursos literarios en los cuales ha sido ganadora y merecedora de sendos premios. Después de su pregrado de arquitectura, deseo que quiso también cumplir desde la niñez, estudia varios posgrados, como el que hizo en Ecuador en la Fundación Andina Simón Bolívar, en donde fue condiscípula del escritor huilense, Winston Morales Chávarro. De ahí también su voz como crítica literaria. Voz crítica que se encuentra en los temas sociales que aborda en sus poemas:

Embargo

He quedado endeudada
con todo el mundo

Vienen a mi habitación
a ver mis pertenencias
y me llevan a mí misma
–que soy lo único que tengo–

Ahora ya no tengo nada

La plaza pública

Pero la poeta, no ha sido embargada. Sí ha tenido solvencia en la palabra, y mucho. Ha publicado entre otros libros de poesía, Uno & Dios (Bogotá, 1996), Catálogo de fantasmas en orden crono-ilógico (Chiquinquirá, 1997), Sola sin tilde (Quito, 2003), Círculo de silencio (Bucaramanga, 2012), Raíces de lo invisible (Popayán, 2018) y La casa, Antología (Bogotá, 2018).

Hoy que Sandra Uribe disfruta de su vigor poético y literario se pasea por antologías, encuentros, traducciones, congresos y festivales en donde su presencia oxigena la poética hispanoamericana y coloca otra partitura más en la lírica colombiana.  Así lo sintieron los asistentes a la Tertulia quien después de disfrutar de su recital, asombrados e inquietos reconocieron el tono y el ritmo que tiene esta poesía que se aísla de los almibarados versos que caracteriza gran parte de la poesía nacional.  Poeta o poetisa, ¿qué prefiere que le digan?, ¡no lo dudo, poeta!

Extasiados frente al recital los asistentes encontraron en la voz de la poeta con sangre huilense, el binomio existencial de la vida; su sentir interior plasmado allí, en la minucia exterior del mundo cotidiano. Su sensibilidad solo da cuenta de la contemplación de un minucioso y fino observador y creador. El tono colmado de silencios, son más que el reflejo de un yo, es la licencia que nos permitió desde el recital conmovernos, para hacernos cómplices de las ausencias, ironías, humor y melancolía que enmarca dicha poética. Que lo reafirme su voz:

Derrumbe

Detrás de la puerta

dejé colgados los recuerdos

Pronto demolerán la casa

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