DIARIO DEL HUILA, POLÍTICA
Por: Rolando Monje Gómez
Estamos a un año para que la carrera a la Presidencia de la República arranque y al parecer todos quieren llegar, por lo menos aquellos que en algún momento han ostentado el poder y quieren seguir escalando, o los que quieren sacar su porción postulando su nombre, o también los que ‘ilusamente’, creen que pueden contar con el fervor popular.
Hasta el momento se pueden contar cerca de cuarenta aspirantes, de todos los colores, corrientes y extremos por lo que en el 2021, las reuniones, los cafés, los almuerzos y los encuentros virtuales están siendo el mecanismo para que todos los sectores políticos sigan concretando la manera como competirán por las presidenciales el próximo año.
El camino que escogerán, muy seguramente, serán las alianzas y las coaliciones entre los candidatos de las diferentes tendencias que se han consolidado en los últimos años en el país, como lo son la derecha representada por el Centro Democrático, el partido Conservador y otros partidos tradicionales, la izquierda en cabeza de Gustavo Petro y apoyada por partidos como el Polo Democrático, Maíz y aparentemente una rama del Partido Verde y la centro izquierda que tiene caras como la de Sergio Fajardo y Jorge Robledo.
A la hora de las encuestas, por el alto número de aspirantes, no registran ni en las cifras negativas, son pocos los favorecidos, los que han tenido mayor relevancia o han sido registrados en algún momento por los medios de comunicación, a los demás escasamente los recuerdan en su ciudad de origen.
La más reciente encuesta presentada por la firma Datexco muestra que la imagen de los políticos está deteriorada pues la aprobación de todos los que se tuvieron en cuenta, entre esos presidente, alcaldes, senadores y políticos más reconocidos bajó, exceptuando a Petro que entre octubre del año pasado y enero de 2021, aumento nueve puntos porcentuales y aunque Fajardo solo creció un punto porcentual.
Ser Presidente de un país es un honor. Liderar las políticas de desarrollo social, económico, cultural y demás es un propósito reservado para los mujeres y hombres con vocación de servicio. Esa es la esencia primordial, pero también es la posibilidad de acceso al poder, de ejercer control sobre el aparato estatal, los presupuestos, las iniciativas de desarrollo, de implementar planes y programas, incluso ideologías, de medir fuerzas entre tendencias, por esas razones ser Presidente resulta ser un atractivo que despierta el interés y genera todo tipo de pasiones y posiciones.
Cerca de cuarenta precandidatos de distintas corrientes políticas aspiran a suceder a Iván Duque Márquez.
No hay nombres fuertes
Sobre este hecho quisimos consultar periodistas que conocen del tema político, para que nos dieran su opinión sobre el panorama y cómo ven que se resuelva esta ‘avalancha’, al momento de elegir definitivamente el sucesor de Iván Duque.
Para Jaime Arbeláez Ospina, el “que haya una cantidad tan amplia de precandidatos no quiere decir que todos vayan a llegar a la primera vuelta electoral. La gran mayoría dice estar en el abanico de aspirantes para ganar protagonismo, posicionarse en busca de otros escenarios o buscar negociar un acuerdo, preferiblemente, con alguien que vaya en punta y realmente tenga alguna opción de seguir adelante.
“Para el número de interesados también hay que tener en cuenta que no hay nombres fuertes, con trayectoria y reconocimiento, la mayoría anda en busca de posicionarse. Tal vez, lo distinto en ese escenario es Gustavo Petro, ex alcalde de Bogotá, senador, y el líder de la izquierda. Otra cosa para tener en cuenta es que muchos de quienes suenan pueden terminar en una lista al Congreso, en un buen lugar, en los comicios de marzo, claro, previo arreglo que les sirva por hacerse a un costado”, afirmó.
Por su parte, José Israel Charry Calderón “si están de precandidatos es buscando la candidatura, los cargos de elección popular, léase alcaldes, gobernadores, e incluso presidente de la República han generado la constitución de empresas que tienen como objetivo principal financiarlas. Eso es para sus dueños el gran negocio, lo cual va acompañado de visibles contratos que luego reciben como compensación y desembocan en fraudes al erario.
“Entonces esos 40 precandidatos, sino todos, más del 90% deben estar recibiendo el estímulo y apoyo de esas organizaciones, lo cual les infla el ego y les hace pensar que van a ser los triunfadores”, expresó.
“Las campañas sufren un proceso de decantación, hay muchos que aspiran, pero en la misma medida que el proselitismo avanza, muchos empiezan aquedar rezagados. Aspirar es un legítimo derecho, pero en esto juega especial importancia, las propuestas, la visibilización, la imagen, el grado de recordación y finalmente la aceptación. Al final van quedando los que mayor apoyo electoral encuentran”, manifestó Fabián Hernández Falla.
Señala que “Los efectos son muchos y en distintos sentidos. Los procesos políticos se soportan en propuestas, promesas y ello lleva a que se generen expectativas. Los asesores y estrategas políticos consideran que para ganar los aspirantes y sus campañas deben apelar a todo, incluso a comprometerse con lo que resulta complicado cumplir. Una premisa que siempre está allí es aquella que reza que a la gente hay que decirle lo que quiere escuchar, por eso al final cuando el mandatario es elegido, las frustraciones son inmensas.
Sobre los efectos políticos que puede generar este gran número de aspirantes, que finalmente irán desapareciendo, ya sea porque recapacitaron sobre sus posibilidades o porque decidieron que es más conveniente una alianza con alguien con posibilidades reales, “a la segunda vuelta pasarán dos candidatos: uno, el de la izquierda y centro izquierda; y dos, el de la centro derecha. En la polarización que vive el país entre Petro, que es la izquierda; y Álvaro Uribe, cabeza de la centro derecha, no hay espacio para términos medios, no hay lugar para aspiraciones de centro, así el país esté cansado de los dos mencionados o de la división que encarnan”, afirmó Arbeláez Ospina.
Por su parte José Israel Charry considera que “lo ideal sería quien tuviera el mayor respaldo popular basado no en la conveniencia sino en la convicción ciudadana. Los efectos solo se verán después de las elecciones. Se ha dicho: en política lo único cierto es lo que ya pasó.
“Hoy pareciera que, especialmente entre los jóvenes, hay una mayor motivación para participar en las elecciones. Eso sería muy valioso. Lamentablemente la baja participación hace que las mafias manipulen la pobreza y la ignorancia política de muchas mujeres y hombres. ¿Quiénes llegarán? Un representante de la ultraderecha colombiana y otro de los sectores progresistas”, señaló.
“Un presidente en nuestro mundo, es como un ‘mesías’, alguien que se elige para transformar, el ciudadano deposita su confianza en él. Estos procesos se desarrollan en varios momentos, por un lado, la campaña, luego la poscampaña y finalmente el mandato, donde realmente es que se puede establecer un estilo de gobierno y si finalmente lo prometido se puede cumplir. Históricamente, los presidentes suelen comportarse muy distinto a lo que expresan durante la campaña”, dice Hernández Falla.
¿Cómo están las cosas?
Por el lado de la derecha, liderada por el uribismo, ya hay algunas ideas para resolver esta proliferación de candidatos, sin embargo, la que parece tener más fuerza es la de realizar una consulta o votación para definir el candidato, la cual se realizaría con las elecciones legislativas, en marzo de 2022.
En esa consulta participarían, según la propuesta, el precandidato del Centro Democrático; la jefa del partido de ‘la U’, Dilian Francisca Toro; el exalcalde del Atlántico Alejandro Char; el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez y la actual vicepresidenta, Marta Lucía Ramírez, en caso de que se decida a competir por la presidencia.
En el uribismo hay varios nombres de los que se ha hablado: las senadoras Paola Holguín y Paloma Valencia, el analista Rafael Nieto, otros menos sonoros como el representante Edwar Rodríguez y se habla de María del Rosario Guerra nuevamente. Algunos siguen hablando de Tomás Uribe, hijo del expresidente Álvaro Uribe, pero él sigue insistiendo que no participará.
“Hoy de acuerdo a los sondeos encabeza las encuestas Petro. Los analistas dicen que el péndulo ha tomado un viraje hacia la izquierda en respuesta al creciente inconformismo social y al decepcionante gobierno. Por eso se empiezan a tejer alianzas intentando frenar el péndulo para no pase del centro. Por eso de forma desesperada la derecha propone al hijo de Uribe como candidato o en el peor de los casos una alianza con el centro para evitar a toda costa que a la postre Petro resulte triunfador. En el partidor hay muchos, al final uno solo llegará, pero necesitará de acuerdos y alianzas con los demás para logarlo”, afirmó Hernández Falla.
Por los lados de la izquierda se encuentran Colombia Humana, Polo Democrático, Unión Patriótica y Maís, junto a otros líderes políticos y de opinión como Armando Benedetti y Roy Barreras, encabezados por Gustavo Petro, que forman una coalición para realizar una consulta y definir un candidato presidencial en marzo de 2022 y también tomaron la decisión de ir con listas únicas a Congreso de la República.
Petro se mediría con Alexánder López, el candidato del Polo, y con otros líderes de la izquierda, como el exgobernador del Tolima Guillermo Alfonso Jaramillo y Francia Márquez y con el disidente de la U, Roy Barreras. Sin embargo, nadie duda de que Petro pude ser el ganador.
En el 2022 la centro izquierda volverá a las elecciones, pese a las aspiraciones de la izquierda, con su propio candidato y separado del ‘petrismo’. Los aliados llamaron la ‘Coalición de la Esperanza’, que realizará una consulta interna en marzo para escoger candidato presidencial entre Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo, Ángela María Robledo y el Partido Verde, y conformar una lista única al Senado y listas a Cámara en todos los departamentos.
Hasta ahora, este es el panorama, solo falta que aparezca quien quiera ‘pescar en río revuelto’ y deje a todos, los hoy esperanzados aspirantes, sorprendidos y listos mirando hacia el 2026.
