Por Hernán Guillermo Galindo M
Su participación como deportista y luego como guía en Destino Aventura, llevó a Aníbal Castilla a diseñar y trabajar por cerca de dos años en la creación de un prototipo que permite vivir las emociones de navegar en una balsa, en la que sus ocupantes sienten los movimientos como si estuvieran en un toro mecánico. Esto le contó a Diario del Huila.
Al estar inmerso en la aventura de los deportes, viviendo experiencias varias causantes de fuertes emociones, a Aníbal Castilla, un hombre de 40 años, le nació la idea de buscar una actividad que le permita a todos transmitir una experiencia única, dónde puedan hallar distintas emociones y sobre todo liberar las negativas.
“Luego de dos años de arduo trabajo en esta idea (porque tendría que ser la mejor y tener en cuenta todo lo positivo y lo negativo que pudiese surgir) poco a poco se fue convirtiendo en una idea de negocio que me permitiría ser pionero, por sus características sin igual”, agrega.
“No abandoné mi idea, porque confié en ella, confié en mí y en mi capacidad de lograrlo, porque siempre conté con la ayuda y el apoyo de personas gentiles a mi paso, familia, amigos y a otros que creyeron en mí y se vincularon como Johanna González, Sebastián Puentes, Adrián y Jorge Pérez de entes gubernamentales (Cámara de Comercio, Sena tecno parque)que estuvieron aquí, siento un gran agradecimiento por hacer parte de mi sueño que ya se hace palpable al estar surgiendo en la realidad”, continua.
Aunque nació en el departamento del Caquetá, hace 40 años, su vinculación con el Huila y con el deporte fueron desde muy temprana edad. “Mis padres; Aníbal Castillo y Maria Edith Castañeda, que se dedicaban a las labores del campo, se trasladan a Neiva, en donde estudié hasta once en distintas instituciones de manera nocturna”, luego hice varios cursos en el Sena y me incliné un poco por la mecánica, cuenta
La vinculación con el deporte, recuerda es desde los 13 años con participación en principio en ciclismo, no sabía nadar, aprende y salta al triatlón, pasa por el ciclomontañismo y en ese proceso conoce a unos compañeros que hacían deporte de aventura, hacían rafting, espeleismo (cuevas en roca) y otras actividades, Destino Aventura.
Comienza a trabajar con ellos y por eso le surge la idea de crear algo novedoso que haga un cambio, que marque una diferencia y se da a la tarea de construir un prototipo para navegar los ríos de una manera diferente.
El prototipo
Aníbal Castillo es primero, guía turístico, en Destino Aventura, una empresa de unos amigos, sale Federico Salazar para Australia y se quedan en compañía de Diego Álvarez, encargados de la empresa.
Tras una especie de estancamiento, en la que, si bien si había clientela, también había mucha competencia y oferta. Por eso se da a la tarea de innovar, es una búsqueda de cerca de dos años, mira un toro mecánico, “me doy a la tarea de ver cómo funciona, esto me toma cerca de un año, observó que es una muy buena idea, la sigo desarrollando ahora en el proceso de protegerla desde el punto de vista legal y cómo llegar a producirla a escala industrial”, comenta.
Sigue el momento en el que se vincula gente de innovación, del Sena, con los entes gubernamentales. Ingreso a un convenio por tecno-parque.
Bull-Raft. El toro acuático permite hacer rodeo en el agua y funciona a raíz de un dispositivo que imita los movimientos de un toro de rodeo, pero con el estímulo de las olas del agua en el río.
El 10 de mayo recibió la patente, tras pasar por varios filtros o pasos. “Desde que se han hecho las pruebas con un modelo a escala real, ya hemos bajado río, se ha pensado en la seguridad de los turistas y de quienes se encargan de manejar o manipular este tipo de embarcación, la forma como se transporta y estamos en el tema de la norma, para que todo funcione a la perfección”.
“Las primeras pruebas, como maniobrabilidad y flotabilidad, se hicieron en la laguna del Juncal. Una segunda la hicimos en el mismo lugar y después en una tercera ya la hicimos en aguas del río Páez entre los municipios de Tesalia y Paicol”, indica.
Para este creativo del deporte en el Huila, lo que sigue es hacer una ISO, que le permita de un lado certificarse para ser a su vez quien capacite y certifique a quienes vayan a hacer esta actividad.
Los costos altos de producción son un camino a encarar; un prototipo puede valer $120 millones de pesos y a escala llegar a los $18. Espera crecer primero más, venderlo y crear una franquicia. Añade.
Hay muchos interesados en el proyecto, pero como le dije por ahora no se vende, solo espero crecer un poco más y disfrutar de este invento que sirva para mejorar el turismo de aventura. Cuando se comience la venta y concesión, la idea es que haya unos cien en el país, concluye.
