Diario del Huila

Café con Aroma de Mujer

Oct 19, 2022

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Deshojando Margaritas

Por Margarita Suárez

A pesar que vi hace 28 años la telenovela “Café, con aroma de mujer” protagonizada por Margarita Rosa de Francisco y Guy Ecker, estoy repitiendo la transmisión de RCN TV. Ahora veo detalles que no descubrí antes. El poeta mejicano Enrique Frías, afirma algo que también se puede aplicar a la TV o al cine: “Relee un libro y verás que hasta lo mismo es diferente”. Esta vez vi al guionista y director de la novela, ya fallecido, Fernando Gaitán, aparecer en una pequeña escena como abogado del suegro de Sebastián Vallejo, joven y sin calvicie.

Myriam de Lourdes (Ángela) en ese momento tenía 34 años y le asignaron el papel de madre de Cristóbal Errázuriz (Iván Vallejo), tan solo un mes mayor que ella, ambos nacieron en 1958. La magia de la televisión. Otro detalle que pillé en esta ocasión es el parecido de la historia de ficción de “Iván Vallejo” con la real de Alberto Duque Rodríguez, otrora zar del café, quien cayó en desgracia por exportaciones ficticias a su tostadora en USA y terminó en una cárcel norteamericana donde purgó cerca de ocho años de prisión.

Tenía dos Jet privados, dos yates, mansiones en Miami y otros lugares del planeta, empresas bancarias, grandes extensiones de tierra y carros Rolls-Royce, Ferrari y Mercedes. Poseía su propia tostadora: la General Coffee Corporation. Sus negocios se consolidaron con una firma cafetera que importaba máquinas de café de Italia y Francia. Su padre Luis Duque Peña era propietario del complejo “El Peñón” en Girardot. Alberto se emparentó con el torero más mediático de la época, Palomo Linares, casado desde 1977 con la barranquillera Marina Danko.

Contrajo matrimonio con Ingrid Danko, hermana de Marina y se radicaron en Miami. La unión no duró mucho. Palomo, amigo y colega de mi esposo, nos contó que estando en la casa de su cuñada vio un Ovni desde un yate. Pidió que no le contáramos a nadie la revelación porque iban a creer que estaba loco. Toreando en Bogotá, Palomo sufrió una cornada. Estuvo en recuperación en una suite del Hotel Tequendama. Recuerdo que por orden de Alberto instalaron en la habitación un televisor gigante y un betamax, que trajo de los Estados Unidos porque aquí no se conseguían. Esta última parte no sale en la novela, pero ocurrió.

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