Personalmente veo que las candidaturas presidenciales por el CD no tienen mayor problema, salvo que se metan manos criminales en la decisión, como sucedió en el caso de los presidentes anteriores, ampliamente conocidos por la opinión del partido de gobierno, con gobierno, pero sin partido.
Me llamó mucho la atención, en la famosa entrevista del cura de Roux y sus secuaces, con el presidente Uribe, cuando este manifestó de entrada, que no reconocía institución alguna nacida con posterioridad al Plebiscito.
Doy por descontado de mi compromiso ideológico con Uribe, por lo que me identifico como conservador uribista; pero eso no significa que mis convicciones intelectuales y mis conceptos se aparten o pierdan sentido crítico respetuoso con sus posiciones, sobretodo en procedimientos políticos.
Se dé su amor por Colombia; de eso no hay la menor duda; verdadero patriota, en todo el sentido y significación del término; podíamos decirlo que con grandes mayúsculas.
Aspiro a que Uribe no entre en el juego de las compensaciones; eso en política suena muy paternal; peor, que sea como los árbitros de futbol, sancionan conductas de los jugadores posteriores, para compensar decisiones erradas con anterioridad.
Un grave error, haber ido a Palacio con sus amigos cercanos, no recibir la carta de renuncia que había ofrecido Santos si perdía el SI, como efectivamente sucedió.
Según interpretes despistados, fue a que le incluyeran en el documento final narcofariano, supuestas recomendaciones en que se fundamentó el éxito del NO.
“A mi no me tramen con infame leyenda”; y es infame, porque nadie en la campaña del plebiscito concibió alternativas de esa naturaleza, máxime cuando se daba por descontado la derrota del NO, cosa que no sucedió. No deja de ser “una infame leyenda”.
Pero la gran pregunta al menos dentro de la opinión del uribismo es en qué lugar, sitio o posición política se encuentra la candidatura de OIZ, cuando públicamente y de entrada ha dicho que reconoce el acuerdo narcofariano, y Uribe dice lo contrario, junto con los demás candidatos especialmente Maria Fernanda Cabal y Rafael Nieto Loaiza.
Habrá sido una descalificación subliminal de dicha candidatura y, en consecuencia, como efecto directo, una reafirmación a los contenidos y posiciones conceptuales, afines con el triunfo del No, que corresponde a una decisión sublime del pueblo, razón de ser del estado de derecho.
Insistir en la candidatura al senado de Prada, es no utilizar el mismo racero que se utilizó para negar las candidaturas de hace cuatro años, de OIZ y Luis Alfredo Ramos, por estar investigados por el Cartel de la Toga.
Para los mismos hechos el mismo derecho.
