Los gases de efecto invernadero conocidos como dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y los gases florados, como todos sabemos, están provocando un aumento de la temperatura de la tierra. Según el data dash de Bloomberg Green, se ha incrementado 0.89 grados centígrados la temperatura con respecto al promedio del siglo XX, muestra también que los años 2016 y 2020 fueron los que registraron las temperaturas más altas en los últimos años.
En el acuerdo de Kioto de 1995 como en el acuerdo de París de 2015 diferentes países se comprometieron a contrarrestar dichas emisiones de gases de efecto invernadero para frenar el aumento de la temperatura de la tierra. A partir de los mencionados acuerdos se creó el mercado de emisiones, o más conocido como el mercado de carbono, con el fin de que los países que sobrepasen los límites de emisiones permitidos puedan comprar los excedentes de certificados de carbono de los países en los cuales están cumpliendo con la meta propuesta.
Esto quiere decir que los países inscritos en el acuerdo están restringiendo y monitoreando detalladamente las diferentes compañías de su jurisdicción para no sobre pasar dichos límites y no ser multados. Por lo que, si una compañía emite 10.000 toneladas de CO2 al año, debe tener una compensación equivalente a sus respectivas emisiones por medio de certificados o bonos de carbono, es decir deberá comprar 10.000 certificados de carbono.
Las compañías emisoras de CO2 están contribuyendo a que se genere una oferta de certificados de carbono, que provienen principalmente de bosques y proyectos de energía renovable, que están certificados debidamente por compañías autorizadas. Además de estar generando los beneficios fiscales, empleo y respectivas regalías; el sector de cemento, hidrocarburos y minería está incentivando como nunca el mercado de carbono, por lo cual las mismas compañías de estos sectores y compañías independientes, están invirtiendo en energías renovables y sembrando bosques para así crear sus propios certificados de carbono y contrarrestar su huella en el medio ambiente. Las estimaciones de inversión en los próximos 10 años según la ONU y IEA son de 3.4 trillones de USD solamente en energía renovable, que a su vez se generarán certificados de carbono.
Lo que quiere decir que no es que deban ser cero emisiones, deben ser cero emisiones netas. No es parar la explotación de hidrocarburos, las cementeras o la minería, es monitorear los requerimientos y parámetros en inversiones verdes. No hay que dejarse llevar por el discurso populista que dice que deben de parar o frenar estas industrias, al contrario estas son necesarias, ya que son las que más están invirtiendo en su impacto ambiental y a su vez están contribuyendo a que los países donde se encuentran sus operaciones cumplan con los limites puestos en el acuerdo de París.
