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“Cuando me pongo el traje del Sanjuanero siento que estoy izando mi bandera”

Jul 24, 2021

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DIARIO DEL HUILA, MUY PERSONAL

Por: Rolando Monje Gómez

Fotografías: Tatiana Ramírez y suministradas

El nacer diagonal al estadio ‘Urdaneta Arbeláez’ tiene un gran significado para Norma Inés Escobar, pues vivió desde niña en contacto con las tradiciones folclóricas del departamento. Hoy esas mismas costumbres aprendidas en sus primeros años las vive los 365 días del año con mucha pasión y amor por su tierra.

El que Norma Inés Escobar Tello haya nacido diagonal al estadio ‘Roberto Urdaneta Arbeláez’, de Neiva, pudo haber sido un evento casual, pero con el pasar de los años esto pasó a ser algo premonitorio.

Nació hace 61 años, y en ese sector pasó su infancia, muy feliz al lado de sus hermanos, eran cinco mujeres y tres hombres y de sus padres: don Míller Escobar, transportador y Solemnidad Tello, ama de casa pero cosía y bordaba y les hacía los uniformes y los vestidos a sus hijas.

Cuando arrancaron las fiestas del bambuco en Neiva el ‘Urdaneta Arbeláez’ se convirtió en el escenario para las ceremonias de coronación de las diferentes reinas que se elegían durante el tiempo que duraban las festividades. Así mismo el sector, brillaba folclor en cada uno de los espacios, pues allí también se realizan las ferias artesanales.

En la casa de Norma Inés se preparaban las viandas tradicionales, y los ocho hermanos vestían con los trajes típicos de la región, los mismos que confeccionaba su madre.

“En ese sector vivíamos las fiestas desde muy niños, nosotros íbamos con toda la familia a ver las coronaciones, las llegadas de las reinas, siempre luciendo el traje típico. Mi papá era muy apasionado de Los Tolimenses, Emeterio y Felipe”, recuerda.

Sus padres siempre les inculcaron a todos que debían estar ocupados, les enseñaron a ser emprendedores. “Bordábamos, pintábamos, antiguamente los ajuares de los recién nacidos los bordaban a mano y nosotras le ayudábamos a mi mamá”, dice.

“Mis padres me inculcaron principios como la honestidad, la transparencia, la responsabilidad y el amor a la familia, al prójimo y a Dios. Siempre nos íbamos a las 5 y 30 a la misa en Quebraditas y luego nos sentábamos en la puerta de la casa, jugábamos con los vecinos a la lleva, a las escondidas, saltábamos lazo, al arroz con leche, disfrutábamos mucho. En esa época todo giraba en torno al centro de la ciudad”, afirma Norma Inés.

Sus comienzos

Terminó su bachillerato en el Liceo de Santa Librada y se fue a estudiar Hotelería y Turismo, pero se casó muy joven con Armando Sastoque, quien estudiaba en la Santo Tomás. Con él tuvo a su hijo Cristian Armando.

Sin embargo, no terminó sus estudios porque debía atender su hogar, pero aprovechó para prepararse en diferentes instituciones como el Sena, donde fortaleció muchos de sus conocimientos sobre turismo.

Con el pasar de los años, y por cosas de la vida, se casó por segunda vez. Esta vez con Pablo Cala Girón, un comerciante y padre de su hijo Pablo.

“Inicialmente vendía ropa y calzado a crédito en un almacén que tenía en mi casa, luego ahí mismo arranqué alquilando trajes para fiestas y ceremonias, era un negocio muy innovador para la época y me iba muy bien”.

Sin embargo, en el año 2003 Norma Escobar decidió junto a su esposo abrir un hotel y contra lo opinión de mucha gente lo montaron en el barrio Altico, un sector muy tradicional de la ciudad, residencial por muchos años y para la época ya funcionaba la zona rosa allí.

“Casa Pablo, el nombre de su hijo menor, comenzó por iniciativa familiar y cuando escogimos el Altico, muchos nos dijeron que nos habíamos equivocado porque, según nos decían, los hoteles debían estar en el centro, pero el tiempo nos dio la razón. Fue el primer hotel fuera del centro de la ciudad, era un sitio muy tranquilo, seguro, quedaba la zona rosa y los desfiles terminaban en la Concha Acústica, lo que le favoreció mucho al hotel”, nos comenta.

El negocio arrancó con nueve habitaciones y hoy ya son 32. Pero la mayor atracción del lugar es su propietaria: Norma Inés Alarcón, ya que ella es muy conocida por promover las tradiciones huilenses que se despertaron en familia y en el mismo sector donde nació.

Promotora del folclor

Aunque en su adolescencia fue reina en el colegio en varias oportunidades, ella considera que siempre lo ha sido pues ella luce el traje del sanjuanero todos los días del año, dentro del negocio, cuando la gente llega al hotel luce el traje, recibe a la gente en el aeropuerto, participa en eventos nacionales e internacionales vestida con el traje de nuestra región, y es muy ovacionada por eso.

“Cuando me pongo el traje del Sanjuanero siento que estoy izando mi bandera. Me siento orgullosa de mis tradiciones, soy opita de corazón”, afirma.

Es muy apasionada del folclor, ha lucido muchos trajes y en muchas ocasiones se los diseñan para que ella los luzca en los diferentes eventos en que participa. Ha estado en 17 países en misiones internacionales relacionadas con el tema del turismo, donde no desaprovecha la oportunidad de lucir también los trajes y siempre lleva una banda que cruza su torso que dice: Opita de Corazón. A la gente le gusta mucho

“Allí hablo del Huila, de todas sus riquezas, sus artesanías, el café, el chocolate y aprovecho para fomentar la cultura. Siempre estoy peinada con mis trenzas, los 365 días del año atiendo a la gente pensando en el departamento. Para mí lucir el traje del Sanjuanero es un honor. Dios me regaló el don de poder fomentar la cultura de mi departamento”, comenta.

Norma cuenta que aún algunas personas hacen comentarios por llevar el traje todo el tiempo, pero afirma que las campesinas huilenses utilizaban el traje todos los días, no era solo para las épocas de fiesta. “Mi traje inicial era el de campesina, pero hoy también uso el del Sanjuanero, además siempre llevo una canasta de achiras, típicas de la región”.

Ella afirma que hace lo que le gusta, y si así es fuera de su negocio, allí reina la cultura y las tradiciones. Apoya a los artesanos de la región y a sus huéspedes siempre los recibe con achiras y cola Cóndor.

Y aunque reconocer que la pandemia fue una época muy dura, ella la enfrentó y nunca cerró ni despidió a ninguno de sus empleados, ellos son parte de su familia, asegura.

“Somos empresarios que tenemos compromisos y no podíamos dejar de trabajar y la pandemia llegó en el momento donde estaban programados todos los pagos, pasamos situaciones muy duras. Nos sostuvimos y salimos adelante aunque la hotelería y el turismo fue uno de los sectores más afectados”.

Lleva una vida muy tranquila que disfruta en familia, comparte los fines de semana con su esposo, sus hijos, sus cuatro nietos, disfrutan de la naturaleza y se dedican a cuidar del medio ambiente.

Dice que le gustaría que la recordaran como una mujer emprendedora, una persona que ama su tierra y su folclor, como una mujer que siempre fomentó la cultura.

Norma Inés es más que una embajadora del folclor huilense, ese que lleva en su sangre que hace parte de sus raíces, ella es un ícono, es una reina eterna del Sanjuanero Huilense y todo lo que significa ser de esta tierra. El ‘Roberto Urdaneta’ no fue una casualidad.

“Cuando me pongo el traje del Sanjuanero siento que estoy izando mi bandera”

Le gustaría que la recordaran como una mujer emprendedora, una persona que ama su tierra y su folclor, como una mujer que siempre fomentó la cultura.

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