De acuerdo con el nuevo reporte del recaudo tributario de la Dian durante el mes de agosto, se sigue confirmando lo expresado en otros editoriales publicados anteriormente en la presente tribuna de opinión, donde la salud financiera del gobierno nacional presenta un abultado déficit fiscal, lo cual le impide cumplir con los compromisos esbozados en los programas de inversión del Plan Nacional de Desarrollo “Colombia Potencia de la Vida”. No se vislumbra una luz a la salida del túnel que conduzca a encontrar soluciones estructurales a la gran problemática que presenta el gobierno nacional para financiarlas. Las intensas negociaciones que se desarrollaron entre el gobierno nacional y los representantes de los camioneros dejaron un hueco de 11 billones de pesos, los peajes presentan una deuda acumulada de un millón de pesos; los cobros coactivos de la Dian dejan un hueco de 15 billones de pesos que no se cumplieron; el recaudo durante el primer semestre superó los 20 billones de pesos, las deudas del sistema nacional de salud, superan los 3 billones de pesos; la deuda externa ha generado pagos adicionales de 12 billones de pesos, y como si fuera poco, según la autoridad tributaria, para el octavo mes del año se recaudaron $16,08 billones, dato que es menor que el mismo mes de 2023 en $7,17 billones, cuando los impuestos le dejaron al país más de $23,2 billones de pesos. Dicho de otra forma, este valor es un 31% más bajo en el comparativo mensual.
Para los analistas económicos del sistema financiero y de los gremios económicos, las finanzas públicas nacionales, presentan un déficit acumulado de $57 billones de pesos, lo cual coloca al gobierno nacional en una verdadera encrucijada para atender los pagos adquiridos en el ámbito internacional y para cumplir con las inversiones públicas en el contexto nacional. Los entes territoriales, se van a ver bastante afectados, porque las promesas que ha realizado el ejecutivo a las regiones del país no podrán ser cumplidas en su totalidad. Actualmente todas las entidades públicas presentan dificultades para atender sus compromisos en las áreas de la salud, educación y de las obras públicas.
Nuevamente nos hacemos la pregunta, incómoda para los gobernantes: ¿de dónde van a sacar la plata? Es muy preocupante el futuro financiero que presenta el Estado y las medidas adoptadas recientemente, no garantizan en el corto plazo, una solución definitiva para lograr el equilibrio de las finanzas nacionales. Si el ejecutivo no coge el toro por los cuernos y adopta una verdadera política pública de austeridad a través de la reducción de la excesiva fronda burocrática que han creado en los últimos dos años y el otorgamiento de menos subsidios que se han creado para apoyar a los sectores sociales. No queremos ser fatalistas. Simplemente es la triste realidad que actualmente presenta el erario.