Por estos días cuando se avecinan las elecciones parlamentarias, ejercicio democrático, el que en dieciséis semanas permitirá a los colombianos conocer los resultados y los nombres de los nuevos integrantes del congreso de la república.
La humanidad y el arte, como la historia en el mundo tiene su génesis, trayectoria prehistórica, antigua, media, moderna y contemporánea; así mismo lo tiene la democracia, la que ha hecho sinfonía resonancia, la que construida bajo la diferencia de colores, posiciones ideológicas que han sido dibujadas, debatidas, combinadas, escritas, cantadas, pintadas y expresadas de manera diferente desde las distintas orillas de ese mar político, ese mar que tiene tanto de ancho, largo, profundo, temeroso e incluso desconocido, donde algunos disfrutan de su riqueza, del hermoso paisaje de sus orillas y otros exploran sus temerosas y oscuras profundidades como propósito de sus propias aventuras e intereses.
La verdadera democracia ha permitido a través de los tiempos, construir los métodos de la administración y desarrollo de los pueblos. Por eso decir que la democracia es arte tiene un significado tan amplio como su misma interpretación crítica, sus épocas y su verdadera vigencia en el mundo, que hacen de su la integralidad, diversidad de pensamientos, posturas e ideales, la principal arma y herramienta para defender la soberanía de los pueblos y el derecho de los mismos a elegir y controlar a sus propios gobernantes como un valor universal, subjetivo, individual y exigible.
La democracia es un patrimonio de los pueblos del mundo, un patrimonio político de los estados y una forma que se convierte en un derecho en que sus habitantes tienen para elegir, ser elegidos e incluso controlar sus autoridades. Múltiples son las posturas e incluso las maneras de interpretar la democracia, pero son también diferentes las formas en que ejercen la democracia en el mundo; ella es y será es la matriz donde se gestan las libertades, las posturas ideológicas que permiten a las comunidades que integran los pueblos a tener los espacios de debate, participación, critica, propuestas, alternativas de cambio e innovación y desarrollo de las naciones que no comulgan con la opresión, la anarquía y las dictaduras. Por ello es un deber de los ciudadanos y habitantes de Colombia que creemos en la necesidad de alcanzar la paz, mantener la libertad y el orden, a participar, defender y mantener la democracia y la institucionalidad como la base que garantice el derecho a la libre expresión, la igualdad, justicia, la propiedad privada, al bien común y a los derechos individuales, los que jamás podrán estar por encima de los colectivos como base y principio del estado de derecho.
La democracia que se va, muy difícil vuelve… la democracia, un arte, una pintura que recoge la historia y nos trasporta al futuro, ella nos permite entre todos construir y participar.
