“Asamblea del Huila pasa por el peor momento del cuatrienio”

 A un año y medio de terminar su periodo, la Asamblea del Huila se desdibujó totalmente; su impacto como junta directiva del Departamento es nula, ejerce un control político liviano y temeroso, tampoco lidera proyectos de alto calado ciudadano y la permanencia en sus curules es cada vez más intermitente.

Asamblea Visible presenta el balance de los indicadores de medición sobre el desempeño de la Duma durante el primer periodo del año 2022, que corresponde a los meses de Enero, Febrero, Marzo, Abril y Mayo, tiempo en el que se realizaron 55 sesiones plenarias (28 ordinarias y 27 extraordinarias).

Durante este tiempo la corporación retrocedió en los positivos niveles de gestión y de trabajo reflejados en los dos primeros años, situación evidenciada no solamente por el descenso en los indicadores, sino por la pérdida de protagonismo como Junta directiva en el escenario político departamental.  Si bien se destaca la aprobación de la mayoría de proyectos y realización de debates que sirvieron para presentar reclamaciones al gobierno, principalmente por la demora en la ejecución de los recursos y el inicio de las obras, también hay que decir que solo unos pocos diputados mantienen en la actualidad su posición beligerante y crítica, intentando hacer contrapeso al ejecutivo. La mayoría de los integrantes de la Asamblea del Huila se mueven hoy por hoy atendiendo a los tiempos e intereses de ejecutivo, incluso abandonando su propia agenda como representantes de las comunidades, lo que ha debilitado enormemente a la corporación, haciéndola perder toda la capacidad de impacto y credibilidad en la opinión pública.

Asistencia y Permanencia:

En este indicador es frecuente que la mayoría de los diputados asista a las sesiones, sin embargo la permanencia en sus curules es baja debido a que constantemente se retiran a atender público en sus oficinas, hacer diligencias de tipo personal o sostener reuniones con funcionarios, al tiempo que se están desarrollando debates o deliberaciones, situación que le quita seriedad a las sesiones y muestra a la Asamblea desordenada y sin rigor para el desarrollo de sus agendas de trabajo. En los primeros meses del año se volvió a abusar de la virtualidad, al punto que en ocasiones solo había tres o cuatro diputados en el recinto. También afectó a este indicador que los diputados se apartaron de las sesiones para ir a hacer proselitismo por sus candidatos al Congreso de la República.

Debates de Control Político:

En materia de control político se realizaron 10 deliberaciones, principalmente orientadas a reclamaciones sobre la no implementación de Ordenanzas o evaluación de avances de obras de infraestructura vial. Los diputados también presentaron criticas frente a las debilidades en el Programa de Alimentación Escolar, dificultades en el trámite de Pasaporte, e incumplimiento en la implementación de la Ordenanza de apoyo a apicultores del Huila. Las debilidades en el ejercicio de control político en la Asamblea tienen que ver con el total incumplimiento del reglamento interno en materia de tiempos de intervención, Es urgente que el presidente utilice un reloj, que este a la vista de todos, para hacer cumplir estos tiempos, pues de nada servirán las modificaciones al reglamento si cada quien habla hasta cuando se canse o cuando termine de repetir lo que los demás han dicho.  Ser presidente involucra ser moderador y garantizar una discusión ejecutiva y efectiva.  Se destacan en el ejercicio de Control político los diputados Sandra Hernández, Tatiana Méndez, Camilo Ospina y Jorge Gechem.

Presentación de Proyectos de Ordenanza:

De los 24 proyectos tramitados en los primeros cinco meses del año, tan solo dos fueron de autoría de los diputados; el de las modificaciones al reglamento interno, de autoría de la mesa directiva, pero talleriado por la mayoría de corporados, y el proyecto presentado por la diputada Tatiana Méndez sobre la institucionalización del día del “Achira Huilense”.  La tendencia a la baja en la presentación de proyectos propios por parte de los diputados tiene que ver con la falta de interés, sumado a que desde el Gobierno no se han implementado la mayoría de las iniciativas que los diputados lideraron en los primeros dos años, por lo que más allá de radicar nuevos, están pendientes de que al menos se cumplan los que se convirtieron en Ordenanza.

¿Que aprobó la Asamblea del Huila en el primer periodo de sesiones de 2022?

Durante este tiempo la Asamblea aprobó once proyectos de adiciones presupuestales y tres contracreditos, que fueron trabajados principalmente en sesiones de comisión de presupuesto, recursos para apalancar el Plan de Desarrollo Departamental “Huila Crece”. Así mismo, La Duma aprobó el incremento salarial para las distintas categorías de empleo de la Administración Central Departamental y Asamblea Departamental. También se adicionó un parágrafo al artículo 9 de la Ordenanza 012 de 2012 «Por la cual se modifica la estructura orgánica de la administración central departamental.  Durante las sesiones se trabajó la modificación al reglamento interno que deberá ser aprobado antes de terminar el mes de julio del  presente año.

*La Diputada Clara Inés Vega tomó posesión el 31 de marzo en remplazo del diputado Rodrigo Amaya Culma. Desde entonces, la diputada Vega no registra ninguna inasistencia a las sesiones.

Entre enero y mayo, la Asamblea del Huila realizó en total 55 sesiones plenarias (28 ordinarias y 27 extraordinarias).

Diputados siguen en deuda con la Comunidad

Haciendo cálculos, se mueven la mayoría de los diputados del Huila producto de las condiciones político administrativas que se han ido generando en el año 2022.   Por un lado son conscientes de las múltiples críticas que le caben al Gobierno Departamental por la falta de celeridad en la ejecución de los recursos de distintas fuentes y la demora en la implementación de los proyectos o inicio de obras. La anunciada reactivación económica a partir de la inyección de dineros públicos  (principal argumento para que se le aprobaran 91 mil millones de crédito) aún no se da porque los proyectos están en proceso de contratación y en otros casos apenas se están formulando, reformulando o no existen. Tal demora produjo que se vencieran los tiempos para este cupo de endeudamiento y la Asamblea tuviera que prorrogarlos. Historia similar sucede con los recursos del sistema general de regalías.

Sin embargo, también los asambleístas son conscientes que la gestión de la Duma ha venido de más a menos en la opinión pública; es evidente que la mayoría de los diputados no suenan ni truenan y tampoco han podido llevar obras ni gestiones de ningún tipo a sus municipios de base o comunidades, el sol les empieza a dar en la espalda y quienes pretendan reelegirse, aspirar a otros cargos o cerrar dignamente su paso por la Asamblea  deberán reformular su trabajo o pasarán en blanco este cuatrienio. Ante el corto tiempo que les queda (que se reducirá mucho más por Ley de garantías el año próximo) la única salida que la mayoría de diputados ha elegido es bajar la cabeza y someterse al ritmo del ejecutivo, aspirando que por fin, en el futuro próximo, lleguen las obras y poder montarse en ese bus para recoger los votos.

Si bien nuestra cultura política lamentablemente mide a este tipo de corporaciones por el nivel de “cemento” que lleven a las comunidades, tampoco es excusa para haber perdido tan vertiginosamente la popularidad. Es cierto que hay malestar hacia la clase política, agudizada por la pandemia y por el estallido social, pero la verdad es que fue la misma Asamblea la que se encargó de llegar a los niveles de desprestigio en los que se encuentra en la actualidad. El proceso de elección de Contralor del Huila definitivamente salió muy mal, luego de que el presidente Alexander Vargas metiera a la brava en un orden del día la elección del ganador, a pocas horas de las elecciones al Congreso de la Republica lo que reflejó un aparente interés de cambio del cargo por votos para sus jefes políticos. Únicamente se opusieron Camilo Ospina, Yesid Pinzón, Sandra Hernández y Tatiana Méndez.  Las sesiones extras de inicio de año también dejaron mala imagen, especialmente de la mesa directiva, que citó a más del 70 por ciento de sesiones sin tener ningún punto en el orden del día, “sesiones expréss” que nos costaron más de 200 millones de pesos.  Asi mismo la liviandad con la que la mayoría de diputados tratan a los secretarios que no dan respuestas, responden tardíamente o no asisten a los debates, también es un pésimo mensaje, sumado al desinterés de la mayoría de diputados de permanecer en sus curules y el desorden permanente en las sesiones.