Diario del Huila

Editorial

Oct 11, 2022

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Consumo de alimentos en la calle

La profunda crisis social y económica en que se encuentra sumida la sociedad colombiana y especialmente la huilense, porque no encuentran oportunidades laborables estables en los sectores público y privados, se ven obligados a colocar expendios de comidas en las diferentes vías de las ciudades. Neiva no es la excepción. En las últimas tres décadas, se han venido proliferando las ventas de alimentos en algunos sitios estratégicos que no están cumpliendo con las normas sanitarias establecidas por las autoridades del ramo. A lo largo de la zona urbana de esta localidad, se ubican algunos vendedores de comida, que expenden alimentos que no cumplen con los protocolos de higiene para ser adquiridos por los consumidores. Permanentemente las familias acuden a estos lugares por su facilidad para adquirir productos de dudosa procedencia para el consumo gastronómico y etílico, que comprometen seriamente su estabilidad de la salud y en muchas ocasiones les ocasionan dificultades orgánicas, porque empiezan a sufrir enfermedades gastrointestinales, que muchas veces terminan con efectos fatales con la pérdida de vidas humanas o que pueden desencadenar otra clase de desórdenes orgánicos. Se pueden adquirir, bacterias de cuarta generación que son imposibles de combatir, dadas las condiciones precarias de nuestro sistema general de salud.

Las estadísticas emanadas de las entidades prestadoras de salud reflejan el ingreso de centenares de pacientes a los Hospitales y Centros de Salud, que se han intoxicado por ingerir bebidas alcohólicas o por consumir alimentos en estado de descomposición, que son comercializados en sitios que no se encuentran regulados y supervisados por las autoridades sanitarias, especialmente en ventas callejeras y en locales formales donde se manipulan de manera irresponsable. La fuerza pública ha desarrollado importantes operativos policiales para contrarrestar este flagelo que afecta no solamente la salud pública, sino las rentas del erario porque se evaden los impuestos establecidos para tal efecto. 

En estos tiempos modernos se nota la maldad y la pérdida de principios éticos de algunos vendedores, que, con el afán de desarrollar una actividad informal, no les interesa en nada la salud y el bienestar de la población al vender estos alimentos. Por tal motivo, se recomienda adquirirlos en lugares adecuados y que tengan unas condiciones de higiene que garanticen la salubridad de sus comensales. En muchas ocasiones la ingenuidad y buena fe para el consumo de alimentos para satisfacer sus demandas gastronómicas, pueden constituirse en el pasaporte a la muerte y en su defecto, en un aumento del gasto del sector de la salud para el Estado. No es que estemos en contra del desarrollo de esta actividad económica. Es indispensable que se mejoren todos los procesos de ventas de alimentos formales e informales, mediante la utilización de buenas prácticas saludables en la preparación y distribución de éstos.

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