Por: SEBASTIAN PRIETO
Las próximas elecciones al congreso definitivamente marcaran posiciones importantes en materia de impactos a las regiones, Colombia viene enfrentando coyunturas decisivas para retomar la confianza y el desarrollo. Aunque la atención mediática suele centrarse en las elecciones presidenciales, es el Congreso el verdadero epicentro del poder legislativo, donde se deciden las leyes que impactan a todos los ciudadanos y se define el rumbo de las políticas públicas del país. Ante esto, es importante decir que históricamente, este espacio ha estado marcado por la desconfianza de los ciudadanos ante la desconexión con las bases sociales, es decir del pueblo.
En un contexto donde la desigualdad social sigue siendo uno de los principales desafíos, el Congreso tiene la responsabilidad de actuar como un contrapeso efectivo frente al ejecutivo y como un representante genuino de los intereses ciudadanos. Ante esto la mayoría de los ciudadanos nos preguntamos, ¿está el actual sistema legislativo preparado para cumplir con esta tarea? Para la mayoría de los ciudadanos, la percepción hacia el Congreso es mayoritariamente desconocida, asociándolo con posiciones clientelistas, y poca o nulas soluciones concretas para los problemas del país y de los territorios.
Los próximos comicios van a generar la oportunidad de renovar las caras y las prácticas dentro del poder legislativo, pero también personas que tienen ya el reconocimiento en los territorios con experiencia certificada en la gestión eficiente en este tipo de actividades legislativas. Elegir congresistas no es simplemente un trámite más; es una decisión que genera directamente relación e impactos a ciudadanos en temas cruciales como reforma tributaria, políticas educativas, reformas a la salud, políticas y programas enfocadas a la seguridad y por supuesto el cambio climático. No obstante, el panorama actual refleja una preocupante desconexión entre los votantes y los candidatos y eso de debe a la situación socioeconómica y política del país. Muchas personas desconocen las funciones del Congreso y eso en efecto, genera la poca atención por parte de los ciudadanos en elegir representantes idóneos.
En estas elecciones, el país enfrenta varios retos. El primero es la lucha contra la corrupción, que viene permeando varios niveles en la política. Escándalos recientes han puesto en evidencia cómo algunos congresistas utilizan su posición para intereses personales, dejando a un lado su compromiso y conexión con las bases con la ciudadanía. Por ello, es crucial que los votantes exijan transparencia, financiamiento limpio de las campañas y un compromiso ético claro por parte de los candidatos, Otro desafío importante es la representación regional ya que muchas zonas del país, especialmente las más apartadas y golpeadas por la violencia, han sido históricamente olvidadas por el legislativo y sus representantes.
Finalmente, el Congreso debe recuperar su papel como el espacio de diálogo propositivo y coherente en un país profundamente polarizado, necesitamos un legislativo capaz de construir consensos y priorizar el bienestar colectivo por encima de los intereses partidistas. Los congresistas no solo deben ser legisladores si no también deben ser líderes capaces de inspirar confianza y esperanza en un sistema que ha perdido credibilidad.
En estas elecciones son la oportunidad de la construcción de un Congreso representativo y comprometido. El poder del voto es la herramienta más valiosa que tiene el ciudadano para transformar el país y los territorios, elegir con coherencia es el primer paso para un futuro próspero y coherente a las necesidades del país.