Fui parte de la Junta Directiva de Fenalco Seccional Huila durante cerca de una década, de la cual también fui presidente en dos periodos consecutivos, haciendo equipo con un excelente ejecutivo como lo fuera Luis Fernando Rojas Gómez, época en la que se construyó e inauguró el Centro de Negocios Fenalco, ubicado en la calle 11 con carrera 7 de la ciudad de Neiva.
En aquel tiempo, el presidente de esta importante agremiación que acopia a comerciantes de todo el país, era el frustrado ministro de defensa nacional Guillermo Botero Nieto, quien para la época era un prominente empresario y líder gremial, pero que menoscabó posteriormente su prestigio a raíz de su pobrísimo papel como funcionario público adscrito a presidencia.
El director ejecutivo de Fenalco Seccional Bogotá, es decir, la seccional principal (si así se puede denominar por estar en la capital del país), era en esa época y aún lo sigue siendo, el señor Juan Esteban Orrego Calle, de quien no puedo hablar mal ni bien, puesto que mi trato con él fue mínimo y con lo poco que lo traté no alcancé a conocerlo para tener un concepto amplio de él.
Lo que si me ha llamado poderosamente la atención es una nota publicada por el portal web “La Nueva Prensa”, que titula de la siguiente manera: “El Gobierno fabrica armas de guerra para Abelardo de la Espriella, dos viceministros, el presidente de Fenalco y el director administrativo judicial de Santa Marta”.
No entiendo para qué el director ejecutivo de esta entidad privada quiere tener un fusil de asalto; no creo que desee retener a fuerza y fuego la desbandada de comerciantes que se ha venido retirando de la federación a raíz del golpe generado por la crisis económica producida por la pandemia, tampoco que quiera servir de centinela a las afueras del edificio donde funciona esta entidad y mucho menos que se vaya a ir de cacería con un Galil Ace calibre 5.56 (Según el mencionado portal, el armamento le fue entregado el 15 de diciembre de 2020).
Es importante recordar y resaltar que en nuestro país está prohibido por la ley, como consta en el decreto 2535 de 1993, que reglamenta y fija las normas y requisitos para la tenencia y el porte de armas, municiones, explosivos y sus accesorios, equipar con armamento de guerra a particulares, lo cual no se ha cumplido, y es a través de la violación de esta norma, que el señor Orrego, de acuerdo a lo que presenta “La Nueva Prensa”, se hizo a un juguetico bélico de inmensa peligrosidad, el cual es manipulado exclusivamente por los miembros de las fuerzas armadas, quienes son entrenados para tal fin.
Es fundamental resaltar que los fusiles, ametralladoras y carabinas semiautomáticas de calibre superior a 9 milímetros, entre otras, son armas de guerra, y por tanto, de uso privativo de las fuerzas armadas. El Galil Ace es un fusil de asalto de origen israelí diseñado y fabricado para dotar, exclusivamente, a las Fuerzas Militares y de Policía, y es usado como arma liviana para combate urbano y rural.
Adenda:
Para tener en cuenta. La Ley 18 de 1990 prohíbe la fabricación, importación, distribución, venta y uso de juguetes bélicos en el territorio nacional. ¿Esto se estará cumpliendo?
