Ruber Bustos Ramírez
Al provenir de una familia caficultora, a mis trece años y con respaldo de mis padre, empecé a labrar mi futuro en el campo, rodeado de mis cafetales. Desde joven, entendí que el trabajo duro y el compromiso con la tierra no solo me permitirían proveer a mi familia, sino también cumplir mis sueños. La caficultura me ha dado la oportunidad de crecer y de encontrar en el campo un camino de vida lleno de satisfacciones.
Mi experiencia ha sido satisfactoria, no solo por el fruto de mis esfuerzos, sino por la oportunidad de ser parte de un cambio en el sector, de la mano de la institucionalidad, siendo líder y trabajando por los caficultores.
Hoy, el panorama es distinto para los jóvenes que desean seguir el camino que yo elegí. El empalme generacional en la caficultura es más necesario que nunca. Los jóvenes de hoy tienen a su disposición herramientas que no existían en mi época: acceso a información, tecnología, formación profesional y nuevas formas de comunicación. Son generaciones que pueden transformar el mundo con ideas que antes solo imaginábamos. Sin embargo, la esencia del café, el trabajo en el campo, sigue siendo el mismo, y ahí es donde entra la necesidad de compartir conocimientos, de construir puentes entre generaciones para asegurar la sostenibilidad y el futuro del sector.
Recientemente, tuve el honor de acompañar a 29 jóvenes huilenses en la Gira Educativa «Jóvenes Embajadores del Legado Cafetero Regional», un evento en el que se dieron cita jóvenes de 17 municipios cafeteros del Huila. Durante tres días, recorrieron la «Ruta Mágica del Café», entre los municipios de Gigante y Garzón, aprendiendo sobre prácticas agrícolas sostenibles, nuevos modelos de ingresos culturales y cómo el turismo puede ser una fuente importante de desarrollo para sus territorios. Fue una experiencia enriquecedora, no solo para ellos, sino también para quienes tenemos la responsabilidad de guiar a las nuevas generaciones.
Estos espacios de formación son esenciales porque no solo les enseñan cómo producir un mejor café, sino cómo posicionarlo en el mercado global, cómo pensar de manera innovadora y cómo aportar al desarrollo de una caficultura más sostenible y profesional.
El empalme generacional no es solo un intercambio de conocimientos, sino también un proceso de construir futuro. Los jóvenes de hoy son los líderes de mañana. Tenemos la responsabilidad de brindarles las herramientas y el acompañamiento necesario para que sigan impulsando la caficultura del Huila y de Colombia, llevando nuestro café a nuevas alturas. El trabajo que venimos haciendo no es solo para nosotros, sino para todos, para las generaciones venideras, para el futuro de la caficultura. Y este es un trabajo que debemos hacer juntos, de la mano, con compromiso, pasión y visión de futuro.
El Huila, Colombia, y el café, son más que una tradición, son un legado que debemos preservar y enriquecer con cada paso que demos. Hoy, cuando veo a estos jóvenes caminar por la misma senda que recorrí, siento una inmensa esperanza.
A todos los jóvenes caficultores del país, quiero darles un mensaje claro: no emigren del campo. El café sigue siendo una oportunidad de vida. Con la formación adecuada, el trabajo y la pasión, pueden transformar sus cafetales en empresas prósperas, no solo de café, sino también de ideas innovadoras. Este es un campo que, con esfuerzo y conocimiento, les permitirá crecer y prosperar.
No dejen que el futuro los lleve lejos del campo. El café tiene un camino lleno de posibilidades, y este es el momento de transformar ese legado con visión y creatividad. Estoy convencido de que, con pasión, conocimiento y unidad, lo llevarán a donde nunca imaginamos. Este es un trabajo que no solo construye el mañana, sino que honra nuestras raíces, y por eso, lo seguiré apoyando con todo mi corazón. La Federación Nacional de Cafeteros continuará siendo una institución de puertas abiertas, dispuesta a acompañarlos en cada paso, brindándoles las herramientas y el respaldo necesarios para que el futuro de la caficultura sea tan grande como nuestros sueños.