Diario del Huila

El precio de la cuota política en la administración pública

Ene 10, 2022

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Enorme frustración vive la comunidad cuando el gobernante nominador a quien el pueblo  ha elegido por su probidad y fe en que sabrá hacer bien las cosas, se rodea de colaboradores carentes de idoneidad para dirigir la cartera a la que ha sido designado. Pasa todos los días y en la gran mayoría de los entes del orden nacional, seccional o local. Justamente cada mandatario, presa de los compromisos políticos adquiridos en campaña o incluso en algunos casos motivado por el amiguismo y la nefasta empresa de la prebenda personal, designa titulares de despacho que como dice el periodista Juan Cárdenas García: ni fu ni fa de competencia para ejercer el cargo asignado. Es común escuchar que X o Y candidato que perdió en su aspiración a un cabildo como congreso, asamblea o consejo, le puso al presidente, gobernador o alcalde elegido, una cantidad de votos y con ello ya se siente con el derecho de ser nombrado en un alto cargo directivo; o sino es él o ella, puede definir a quién sentar en la cartera pública, lo cual el funcionario gobernante cumplirá fielmente. El caso es que esta dinámica de la política colombiana es reconocida y hasta aceptada socialmente como algo normal. El problema está en el hecho de nombrar para el cargo público a alguien sin capacidad para hacerlo. De esta forma las esperanzas  de ejecutorias públicas de todo un sector quedan aplazadas o simplemente muertas, sin importar que el mandatario las haya prometido en su programa de gobierno y plasmado l

en su Plan de Desarrollo del cuatrienio, de obligatorio cumplimiento. Y el gobernante se queda hondo y lirondo observando, como dice Rulfo en El Llano en Llamas; impávido – que su subalterno no hace avanzar el aparato cual embarcación atracada sobre peñascos marinos a la que el viento le arranca a pedazos  su alma de madera disolviéndola en el tiempo con más pena que gloria.

Lo más sorprendente es saber que incluso el gobernante elegido resulta ser alguien con cierto grado de conocimiento y hasta sensibilidad en tal o cual tema de la administración, lo cual ha de granjearle la posibilidad de  exigir en el subalterno, sea éste Ministro, Secretario, Director o Gerente, el cumplimiento de las metas por él definidas en favor de la comunidad.  Pero esto no suele ocurrir; el papel puede con todo y no importa si la actividad ejecutada tiene apenas cinco centímetros de profundidad y diez kilómetros de cobertura con lo cual, aparentemente se cumple lo prometido mientras que el usuario apenas ha sentido una pincelada de la inversión pública.

Gobernantes así resultan a posterioridad con una imagen negativa como ejecutor; pero a la vez debe decirse que es un servidor deshonesto, que engaña a la sociedad a la que, al decir de la Exconcejal giganteña Teresa García Gómez: Ha preñado de ilusiones para hacerla parir una desilusión.

Pero la culpa no es solo de los gobernantes; lo es también de los gamonales políticos que quitan y ponen sobre la administración pública. Vuélvanse serios y presenten candidatos capaces, técnicos, ejecutivos y honestos que serán nombrados a discreción por el mandatario.

De esta misma forma señores congresistas, diputados, concejales y gobernantes deben sentarse con los líderes de los sectores privados, gremiales y de la sociedad civil, a revisar las prospectivas de crecimiento y desarrollo del territorio, con la certeza y el compromiso de que una vez, cuando cualquiera de ustedes llegue al poder, dará continuidad a los macro proyectos de alto impacto que de forma concertada han sido diseñados. Las obras grandes y los cambios sociales y culturales que perviven en el tiempo, como las pirámides en el antiguo Egipto o el México azteca, pudieron ser ejecutados desde el concurso de varios faraones o emperadores, y lo sería hoy a partir de presidentes,  gobernadores, alcaldes y dirigentes del sector privado que adelantan la obra macro durante el periodo que el pueblo les entrega para administrar. Cómo explicar que estudios tan prometedores en el Huila, con millonarias inversiones en su formulación, tales como el Parque Temático La Tatacoa en Villavieja o el Parque Isla en Neiva, duerman en el árido jardín del banco de proyectos de Gobernación y Alcaldía sin la mínima esperanza de un beso de mandatario o líder influyente alguno que lo reviva y lo eche a andar, todo por cuenta de compromisos clientelistas o politiqueros que desprecian las iniciativas y obras en proceso solo por no ser éstas de su autoría y en cambio sí de su antecesor o del adversario político.

Así que ojo mandatarios seccionales y locales; aún les quedan dos años de gobierno. Revisen y ajusten las nóminas de colaboradores, y si van cumplir las famosas cuotas políticas, pues exijan a los caciques que les presenten indios que sepan del encargo y lleven La Carta a García, para el bien de la causa común social.

 

 

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