Por: Froilán, obispo de Neiva
¿La cultura evoluciona? Sí y no. La palabra cultura viene del latín, colo-colere-cultum que significa cultivar. Y cultivar, ¿qué es? Ayudar a crecer. Pues bien, la cultura hace relación a todo lo que son las artes, las costumbres, el crecimiento de la persona y por ende de la humanidad. De expresiones y manifestaciones primigenias, dotadas de todo un sentido de humanidad, hasta las modernas expresiones que expresan un tipo de humanidad; si hacen crecer a la persona, decimos que la cultura va evolucionando; si por el contrario, afecta negativamente a la persona, decimos entonces que la cultura va decreciendo. Las artes, a saber: arquitectura, escultura, pintura y, sobre todo la música son las mayores expresiones de la cultura de un pueblo. No se puede olvidar que la religión o creencias y la lengua son parte vital de la cultura de un pueblo. De la pintura rupestre hasta la alta pintura del barroco hay mucho trecho; desde la música con tambores y zurrones hasta las grandes polifonías, óperas, zarzuelas y hermosas partituras, hay mucho camino por andar. En términos de arquitectura, desde las chozas pajizas, pasando por las columnas jónicas, dóricas y corintias, para llegar a las hermosas y gigantescas construcciones romanas y griegas y qué no decir de la gran muralla china, sin descuidar el Tag Mahal, hay un luengo camino recorrido. Si nos vamos a la escultura vemos que desde los monolitos agustinianos, pasando por la escultura griega y romana, para llegar al enorme avance florentino de la era de los medicis, hay un camino lleno de vicisitudes. Qué no decir de la religión y la lengua: ahondar en este aspecto de la antropología cultural es fascinante. Definitivamente la cultura está llena de exquisitos conocimientos. Hay que tener en cuenta que cultura y civilización no siempre van paralelos; la civilización está llena de tecnología y la tecnología tiene que ver con el uso de la τεψνε = herramienta. Los aztecas y toltecas fueron más civilizados, pero los mayas los superaron en cultura; los romanos evolucionaron enormemente en civilización, pero los griegos los superaron en cultura. Hoy hemos llegado a un alto grado de civilización, pero, a mi juicio, hemos descendido en cultura. ¡Quién lo creyera! En términos de cultura, el hombre de la postmodernidad es cada día más inculto. En las bellas artes, hemos descendido: escultura, arquitectura, pintura y música, veo involución. En costumbres, ¡no se diga!; por favor, qué desastre: los buenos modales, la urbanidad, están por el piso. La llamada cultura de los derechos ha sepultado la cultura de los deberes; hoy se impone el que más grita; la movilidad vehicular es un desastre, el respeto a la persona en edad, dignidad y gobierno, es un discurso arcaico, para decir lo menos. La patria potestad es tema del pasado; hijos malcriados e irreverentes abundan por doquier y, diga usted algo. La ley de la jungla impera por todas las latitudes; pisotear al débil, es el pan de cada día. El hombre bárbaro e ignorante, aprovechando la fuerza bestial arrasa con bombas y picas las grandes obras del pasado. ¡Cómo la barbarie humana destruye la riqueza legada del pasado!
