ERNESTO CARDOSO CAMACHO
La realidad nacional ofrece diversos sucesos que por desgracia incrementan la incertidumbre en vez de generar confianza, panorama dentro del cual las acciones del gobierno y en general de las instituciones y sus protagonistas, confluyen al pesimismo colectivo que tanto daño causa en la dinámica social.
El entorno global que se caracteriza por serias dificultades económicas; amenazas crecientes de inestabilidad geopolítica que colocan en serio peligro la paz mundial; el creciente rechazo a la actividad de los políticos de cualquier ideología estimulado por persistentes actos de corrupción; la evidente trastocación de los valores éticos y morales que han sustentado la civilización cristiana; el fenómeno social de la inmigración; el dogmatismo ambiental: entre otros factores, constituyen motivos de incertidumbre que parecieran destruir el valor humano de la esperanza.
En este claro contexto los reiterados mensajes del papa Francisco se destacan como un verdadero oasis que refresca los corazones abatidos por la incertidumbre y la desesperanza, recordándonos que el destino de la humanidad siempre estará en la paz de Cristo por ser EL “ el camino, la verdad y la vida “. No parece entonces gratuito el que los recientes y agudos enfrentamientos guerreristas entre el fanatismo del Islam y el sionismo judío, hayan movido el péndulo de la confrontación belicista que junto a la ya prolongada guerra de invasión rusa en Ucrania, significan el pulso por la supremacía de las potencias motivadas por la codicia del poder.
Aterrizando en nuestras propias realidades nacionales y territoriales el panorama sigue nublado de sombras. La permanencia del dictador maduro en Venezuela; la insistencia equivocada en la paz total del presidente; la absurda designación de confesos criminales como gestores de paz; la aguda crisis fiscal de las finanzas nacionales; la inseguridad que atemoriza en veredas y ciudades; la desbordante criminalidad derivada del narcotráfico y la minería ilegal; la vagabundería de los políticos de todas las pelambres que alimenta la corrupción; la extensión de la pobreza y de las inequidades sociales, son elementos que contribuyen eficazmente a esa incertidumbre diaria que agobia a la inmensa mayoría de colombianos.
Para mencionar los estragos en la confianza ciudadana que está generando la absurda polarización política, bastaría con observar el desgaste que han ocasionado las recurrentes marchas callejeras, convocadas por sus protagonistas pues cada vez son más lánguidas e intrascendentes.
Desde luego en este escenario no escapa el drama que significa para muchos ciudadanos huilenses, la presencia cada vez más agresiva de la extorsión y el boleteo, protagonizado por actores armados que tienen como modus vivendi el delito y la criminalidad, donde el control y la eficacia de la fuerza pública no garantiza el respeto a la vida, honra y bienes, principal responsabilidad de este Estado corrupto, politiquero y derrochador.
Y si mencionamos el funcionamiento del legislativo es mejor pasar de largo pues allí el olor es fétido, como el de las alcantarillas más colapsadas.
Y si del sistema judicial hacemos referencia alguna, basta con decir que la propia Corte Suprema de Justicia reconoce que la impunidad ha rondado el 92%.
COLETILLA.- 7 concejales de la comisión de presupuesto han votado favorablemente otro endeudamiento de la ciudad por 80 mil millones, cuando se ha señalado que el municipio bajará de categoría y las finanzas públicas muestran signos de debilidad manifiesta. 7 de 19 seguramente votarán en la plenaria conquistando las mayorías para la aprobación definitiva del entuerto financiero. Extrañamos con pesar que quienes llegaron al concejo con un discurso renovador de las viejas mañas, hayan traicionado sus promesas ante sus propios electores y ante los neivanos.