Por: Gerardo Aldana García
Lo dije en mi columna del pasado lunes 26 de septiembre: en Huila se podría negociar el café a 80 dólares el kilo. Y lo hacía inspirado en las razones allí expuestas, pero por sobre todo destacando que la cita comercial se libraría en la casa del mayor productor de café de Colombia, justamente en el seno de la 2da Feria Internacional de Café, Cacao y Agroturismo – FICCA 2022, que acaba de terminar ayer domingo en la ciudad de Neiva. Algunos empresarios cafeteros coincidían conmigo en las expectativas; otros, me manifestaron que era un optimismo exagerado. Lo que ni yo, ni ellos llegamos a considerar es que en dicho certamen se fuese a batir récord en la historia del Concurso Nacional de Calidad del Café – Colombia Tierra de Diversidad, alcanzando en su versión No 7, la colosal suma de 78 dólares por libra, es decir a 156 dólares por kilo, o sea que 1 arroba se vendió a 1.950 dólares, lo que, llevado a pesos colombianos, a la tasa de cambio de ayer 1ro de octubre (4.590,54), asciende a la suma de $8.951.553. Se trata del café producido por el caficultor santandereano Domingo Torres, quien ofertó dos lotes, siendo el primero de 7 sacos cada uno de 35 kilos, comprado por el empresario Luis Fernando Vélez de la empresa Amor Perfecto. Ocurrió en la subasta realizada en el Centro de Convenciones José Eustasio Rivera ante cerca de 40 compradores internacionales, incluyendo a empresarios colombianos quienes pujaron en una emocionante justa por cada grano ofertado, animados por los cientos de espectadores que en vivo y en directo presenciaron la negociación de cada uno de los 19 lotes presentados por el experto y talentoso subastador de la Federación Nacional de Cafeteros.
En la subasta ocurrieron muchas cosas interesantes; sin duda, una de ellas es que 8 cafés del Huila hayan estado dentro de los finalistas, vendidos por encima de los 7,5 dólares, y que dos ellos, de la finca la Florida en Gigante, propiedad de Juan Cubillos y su esposa, hayan ocupado 2 y 3 puesto en atributos evaluados por los jueces internacionales. Es placentero reconocer que, nunca antes en el Huila se había vivido una fiesta comercial de esta naturaleza; el público parecía meterse en la mente y en el corazón de los compradores, animando a cada momento una decisión de compra que subía en ofertas de 50 centavos de dólar, a veces de 1 dólar o a veces en pujas que intempestivamente pasaban a un interesante rango de hasta 4 dólares, desafiando a los competidores. Parecía un partido de futbol de la selección Colombia contra Brasil, Alemania o Argentina. Los vítores de los asistentes, dentro de estos los mismos productores del grano en oferta, animaban al propietario del lote en puja que, exacerbado también por el subastador, pasaba al frente de los compradores, escenificando con toda propiedad a alguien que vende lo que sabe que es bueno pues lo ha hecho con esfuerzo, con fe, con calidad. Pero hay que volver al caso del caficultor Domingo Torres, no solo vendió sus lotes a precios astronómicos, sino que se llevó cuatro de los cinco premios a los atributos del grano asociados a acidez, cuerpo, suavidad y balance, todo lo cual llevó a los jueces a destacar de forma unánime, cada uno desde el íntimo silencio de su sensible paladar, como el grano digno de destacar en taza de la más alta calidad. Cada premio le significó la suma de 25 millones de pesos, con lo que acumuló el valor de 100 millones de pesos en premios directos del concurso. Y hay más, para quien esto escribe, resultó de enorme admiración y alegría notar que, en el auditorio de la subasta, en realidad solo se pudieran ver dos hombres de raza afrodescendiente, dos destacados cafeteros cuya piel de ébano sobresalía en el auditorio: Uno, Emel Mosquera – director de Café de Coocentral, quien con sus 1,85 metros de altura, auscultaba cual sería el rango más alto que podría lograr el precio de cada lote en negociación. El otro era Domingo Torres; él, sencillo y humilde, eso sí alegre, dejaba que su sonrisa blanca y amplia atrajera cada mirada y cada nuevo impulso por proponer un mayor precio. Domingo Torres enseñó ayer que la calidad del grano no tiene distinción alguna de raza, color, región, tinte político o religión. Mañana será, quizás un indígena del Cauca quien sorprenda al mundo con una noticia de granos de la más alta calidad, pensados y esculpidos con azadón, barretón, lustrados con sudor de hombre, aliñados con talento y ternura de mujer, empacados con la fe de un hogar campesino, cuya aura llenó de olor a café tostado, el recinto de la histórica subasta que, encontró en Neiva un inimaginado mercado para batir las mejores marcas de calidad y precio del café. Necesito más espacio para referirme luego al admirable curso de la 2da Feria Internacional de Café, Cacao y Agroturismo, cuya dinámica de tres días, congregó y deleitó a miles y miles de colombianos y extranjeros en torno a tres segmentos económicos y culturales del territorio, llamados a ser aprovechados para el bien de los huilenses y los moradores del Corazón Cafetero de Colombia, como ya empieza a llamarse a la región de los departamentos de Huila, Cauca, Tolima y Nariño.
