Por: Santiago Suarez Flórez
Después de la eufórica posesión de Gustavo Petro como nuevo presidente de los colombianos, al siguiente día se radicó la ansiada y esperada reforma tributaria. La cual ha sido blanco de críticas y reparos. En el sector minero energético que sin duda es uno de los sectores que mas estaba expectantes resultó verdaderamente golpeado.
Es la primera vez que se escucha de un impuesto a la exportación de petróleo, carbón y oro, no solo en Colombia si no en la región. Tal ha sido el escandalo que las diferentes compañías del sector han presentado su inconformidad ya que estará recortando considerablemente los balances. Poniendo en contexto que para la estimación del año gravable equivalente en impuestos del 2022 para la minería y hidrocarburos es del 53% y con la nueva reforma tributaria esto pasaría por supuesto de ser aprobada a 87.1%
Una de las consecuencias graves será sin lugar a dudas, que se potencializará la minería ilegal de oro, puesto que con mas veras se incrementará la evasión. Justamente ocurrirá todo lo contrario a lo que el gobierno del cambio profesa, seguirán usando el famoso y nefasto mercurio, afectando de manera desmesurada el medio ambiente. Es el elemento químico utilizado por la minería ilegal por su bajo costo, y se utiliza para la separación del oro de los minerales asociados, su implementación contamina el agua, mata la flora y fauna.
Hay que tener claridad que debido al ciclo positivo de precios de estos tres productos, las economías aguantarían, pero en una caída de precios estarían matando estas industrias que sumados representan algo menos del 50% de las exportaciones del país. La lógica me da que no habrá reinversión en el país por parte de las compañías productoras y que le sacarán todo el dinero hasta más no poder, para así aprovechar el último ciclo de precios y sacarle todo el potencial en el menor tiempo posible.
Además de estos sorpresivos anuncios, sale también un importante tema a relucir como lo es importar gas de Venezuela cuando lo necesitemos. Es controversial no querer explorar gas en Colombia y nos llevaría a la dependencia energética de Venezuela, mismo caso de Rusia y la unión europea. Es importante aclarar que el gas que se consume en Bogotá proviene de campos aledaños como cusiana a un costo de 5 USD / MBTU. Importarlo desde Venezuela costaría al menos 15.61 USD / MBTU. Lo que sin lugar a dudas resultaría reflejado en la factura de gas del ciudadano de a pie en un aumento de al menos 300%. ¿Estaría usted dispuesto a aceptar este incremento en su factura? Importante salida también la del ex senador Jorge Robledo, defendiendo el gas con todo su esplendor y explicando que el gas es el hidrocarburo de la transición explicando sin demagogia la realidad del país.
