Álvaro Hernando Cardona González
Todos los plazos fijados por acuerdos, COP, tratados y declaraciones internacionales en relación con el medio natural, se han incumplido. El deterioro ambiental continua inexorable.
Una de las consecuencias es que escasea el agua y, obvio, aumentan los conflictos con ocasión de ella. Aumenta la población y el consumo, pero la cantidad de agua, más o menos permanece estable en el planeta.
Es decir, la demanda hídrica aumenta, pero la oferta no. Aumentan los conflictos, aumentan las lesiones y muertes violentas por esta causa. Y lo que hacemos por detener ese ciclo es poco, porque se requiere ser innovadores, ser más determinantes en las decisiones y más valor institucional en el reproche sancionatorio.
Así que la tarea de detener la tendencia de demanda y conflicto por el recurso hídrico es monumental. Ya quedan pocas áreas naturales con vocación de recarga o conservación, cada vez aumenta la población, aumenta el uso del recurso y deterioramos más la oferta natural (fauna, aire, agua). Entre tanto, seguimos echando culpas al Estado y todos, en vez de sincerar los problemas y que todos somos el Estado, aplazamos o evitamos las soluciones.
¿Cómo detenemos el aumento poblacional? ¿cómo aumentamos la conservación si deteriorar el desarrollo? ¿cómo aumentamos las concesiones, permisos y reglamentaciones para mejorar la administración? ¿cómo ponemos coto a los usos abusivos por Ministerio de la Ley? ¿cómo nos cercioramos de la conservación de las franjas protectoras, zonas de recarga, áreas de interés estratégico y de la ejecución de los PUEAAS?
Hay angustias por garantizar más y mayores fuentes de agua consumible. Por ello tenemos la necesidad de a) conocer, aplicar con mayor rigor y seriedad y revisar la normatividad vigente aplicable frente a las necesidades de acceder al agua; b) mejorar la educación y divulgación sobre la importancia de los recursos naturales; c) mejorar la administración; y, d) involucrar más a los ciudadanos en las tomas de decisiones. E ingeniar otras estrategias. Ser innovadores. Y acompañar las decisiones con valor para hacerlas exigibles sin premiar a los infractores o ser subjetivos en identificarlos.
El agua es el recurso natural que más usamos para el consumo humano, junto al aire. Es imprescindible para la salud y la vida. Y el que más usamos para el desarrollo; la usamos para el agro, la generación de energía renovable, para el transporte, para enfriamiento de reactores, etc.
Toda la sociedad debe aportar en la solución. El problema es uno y afecta a todos. Es de todos. Así que llegó la hora para la coherencia y el momento para dejar de ser condescendientes ¿hay necesidad de ser más claros?
