Después de las movilizaciones del 1 de mayo, el gobierno italiano autorizó la ejecución de nuevos beneficios laborales, entre los que se encuentran reducción de impuestos, recorte de subsidios y más flexibilidad, decisión que generó polémica en los sectores de la oposición y sindicatos que se encargaron de manifestar inconformidad con la propuesta y mencionaron la necesidad de movilizarse.
Por: Angélica Andrade
En contraste con los estereotipos habituales, la decisión tomada por el gobierno italiano, en cabeza de Giorgia Meloni, quien confirmó desde ayer lunes Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, la aplicación del decreto que contiene varias medidas de índole laboral, entre las que se encuentran la disminución de la obligación impositiva a algunos salarios, el reemplazo de un subsidio al cesante denominado como reddito di cittadinanza o renta de ciudadanía y el incremento de la oportunidad de prorrogar los contratos temporales.
Le puede interesar: Pilas, ¡No se quede sin licencia de conducir!
“Me siento orgullosa de que el Gobierno haya decidido celebrar el Primero de Mayo con hechos y no con palabras y creo que debíamos un nuevo apoyo a una economía que, aunque en un momento de dificultad, nos está dando grandes satisfacciones”, mencionó G. Meloni a través del video publicado en Twitter.
Para contextualizar, la primera ministra, que encabeza la “coalición más derechista” que ha gobernado la nación desde la Segunda Guerra Mundial, determinó no ilustrar la medida en una rueda de prensa, luego de que los grupos sindicalesconcibieran el proceso como un “acto ofensivo de arrogancia”, reiterando que el Primero de Mayo es una jornada fundamentalmente sentida, clamada y vivida en Italia, el país que en la Constitución la define como “una República democrática fundada en el trabajo”.
Por último, la medida de mayor relevancia por la polémica que viene causando las mencionadas decisiones es la que involucra la denominada cuña fiscal, que consiste en reconocer la diferencia entre lo que cancelan los empresarios y lo que reciben los trabajadores como salario neto, hasta por 35.000 euros anuales.
