Diario del Huila

La impunidad del poder

Abr 30, 2022

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Aníbal Charry González

En la Feria del Libro de Bogotá, recientemente se presentó un libro del periodista Ramón Jimeno que lleva el título del epígrafe de esta columna prologado por el destacado columnista y escritor Ricardo Silva Romero, que vale la pena destacar en esta lacerada y violenta Colombia, donde se cometen los más espantosos crímenes en el ejercicio del poder, amparados en la impunidad para quienes lo ejercen, ora por la precariedad de la justicia, o por lo que es más grave, por la inexistencia insólita de un juez serio y calificado para procesar a quien ejerce el mando supremo como Presidente como existe en otras latitudes, para que precisamente no exista impunidad en el ejercicio del poder.

El referido libro rinde homenaje a dos personajes recordados por los colombianos destacados por la lucha contra la corrupción y la narcoparapolítica: el exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia Iván Velásquez, y el coronel retirado del ejército Carlos Velásquez, que por esa misma razón han sido estigmatizados por el establecimiento y la misma clase política que ha participado de estos crímenes de lesa humanidad, apoyados desgraciadamente por un sector de la población que ha clasificado como muertos buenos y malos dependiendo de qué orilla política se encuentren los que han causado el horror en el ejercicio del poder como en el caso de los falsos positivos, que no fueron más que miserables asesinatos de gente inerme y humilde, como demostración de una política infame de seguridad de un gobierno no menos infame.

El escritor Jimeno en su libro que constituye una radiografía siniestra de lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en nuestro violento país, habla de fuerzas oscuras que someten al Estado colombiano, pero que ya sabemos son fuerzas claras de quienes ejercen y han ejercido el poder a sabiendas de su impunidad, convencidos de que todo vale para mantener la vigencia de un establecimiento corrompido y criminal, que ratifica el prologuista de la obra Silva Romero afirmando “que llega a las manos de los lectores en un momento crítico y cínico de la historia en el que han estado haciendo mucha falta los ejemplos de los funcionarios que se juegan la vida por obrar bien, por exorcizarle a la sociedad sus fuerzas ocultas”.

Y respecto de lo que está conociendo el país por las confesiones de los mismos militares ante la JEP de ese horror de los falsos positivos, el escritor Jimeno reseña que “ En el Urabá antioqueño, el coronel fue testigo de la relación perversa del Ejército comandado por Del Río por los paramilitares encabezados por Castaño, y la denunció, y por hacerlo fue llamado a retiro del servicio, pero fue entonces cuando se convirtió en una autoridad, un profesor, un columnista sensato, un historiador de la guerra en la defensa de la dignidad del país”. En suma el valiente coronel fue un verdadero hombre de honor en el Ejército, como la mayoría de los que integran la institución armada, mancillado por otros que obedeciendo a siniestras políticas de gobierno cometieron estos atroces crímenes.

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