Por: Gerardo Aldana García
Le aseguro que en mis 40 años de Ingeniero Agrónomo y de cultivador de arroz y tantos otros cultivos, no había visto un tiempo tan espectacular para producir, como el que estamos viviendo hace cerca de dos años. Esto me decía Gustavo Silva Parga, profesional que durante décadas ha dedicado su vida al sector agropecuario. Y es cierto; su aseveración es ratificada por productores de diferentes veredas del Huila. Tenemos semanas con cuatro o cinco días de sol y luego otro tanto de invierno, en una intercalación de clima, humedad relativa y niveles pluviométricos que realmente bendicen la tierra haciéndola parir prolífica en verduras, pastos, cereales y tantas especies de las campiñas opitas. Muchos dicen que el hecho de haber detenido la contaminación del planeta por razones de manejo de la pandemia del Covid 19, ha traído como regalo una reacomodación del medio ambiente que ahora se muestra magnánimo a los intereses de los hombres. Todos recordamos la aparición asombrosa de animales silvestres en las calles de ciudades, atraídos por el silencio y la paz que reinada por la usencia de pitos y gasolina en combustión. Un campesino me decía en la plaza de Rivera hace un par de días, que su presupuesto de gastos a la hora de bombear agua para el riego de frutales se ha reducido prácticamente a cero, toda vez que la tierra conserva la humedad que las lluvias itinerantes le regalan cada siete u ocho días.
La lección debería ser aprendida en el planeta y en Colombia, nuestro país. En lugar de estar pensando en conquistar nuevos hábitats como Marte, enfrentando condiciones realmente adversas, o incluso cerrando fronteras a la exportación de alimentos e insumos para garantizar la seguridad alimentaria de sus nacionales, deberíamos adoptar medidas de conservación del planeta. Qué tal si al año, al menos durante un mes, el orbe se paraliza, dejando la producción y la generación de servicios realmente indispensables, verbo y gracia como durante la pandemia fue necesario hacerlo. La naturaleza no se dejará esperar y espléndida traerá frutos de bienestar para todos. Como habitantes del planeta todos tenemos algo por hacer frente al medio ambiente; por ejemplo, los urbanizadores deben prever en sus proyectos, amplias áreas de zonas verdes, respetar los humedales como un verdadero santuario. Los finqueros deben dejar de quemar y regresar a controles de malezas amigables con el medio ambiente. Si hay un ojo de agua, llenar su entorno con especies vegetales que le son impulsoras de humedad como guadua, cordoncillo, caracolí, cauchos, palmicha, heliconias, etc. Cuál planeta Marte, cuál alimentación sintética, volvámonos responsables; respetemos y cuidemos
