Aníbal Charry González
El ministro del Interior Alfonso Prada, radicó el proyecto de la reforma política propuesta por el presidente Petro, con el propósito de dar transparencia y credibilidad a los procesos electorales, que tiene cinco puntos relevantes: crea listas cerradas y paritarias que acaban con el contaminado voto preferente: financiación total de las campañas por parte del estado: los políticos electos solo podrán ser suspendidos o destituidos por una decisión judicial: abre la posibilidad de elegir congresistas más jóvenes, reduciendo de 30 años a 25 para Senado, y de 25 a 18 años para la Cámara de Representantes y autoriza el transfuguismo para cambiar de partido y permitir que los congresistas dejen sus cargos para incorporarse a los equipos de Gobierno.
De entrada hay que decir, que si bien como se ha dicho, la reforma política fue una promesa del presidente Petro, la presentada no corresponde a lo que se había prometido, pues finalmente producto de las transacciones de siempre con la clase política, se eliminó la almendra de la propuesta, cual era la creación de una corte electoral con facultades jurisdiccionales para acabar con el politiquero y contaminado Consejo Nacional Electoral elegido por las componendas de los partidos políticos como lo vimos recientemente, donde se eligieron políticos quemados y con investigaciones judiciales que acaban por erosionar todavía más la credibilidad de un organismo que no está al servicio de la independencia y transparencia electoral, sino de sus también contaminados electores en el congreso.
Por lo que, se deslegitima la promesa del presidente Petro para dar verdadera transparencia al cuestionado sistema electoral creando la anunciada corte electoral con dientes jurisdiccionales, con el fin de garantizar su necesaria independencia frente a las otras ramas del poder público, de tal manera que se ofrezca auténtica seguridad y credibilidad a la ciudadanía, agilizando las decisiones sobre conflictos en la materia, que no pocas veces son resueltos con tardanza contribuyendo a generar más descreimiento de un sistema que solo sirve a la corrupción como lo vemos sistemáticamente a lo ancho y largo de país, ratificando que toda reforma que se tenga que negociar con los autores y beneficiarios de ese sistema corrompido no podrá garantizar cambios de fondo a nada que amenace sus torcidos privilegios.
Porque tenemos que entender con esta mutilación a la promesa original, sin duda producto de esa negociación con la clase política a la que no le interesa que nada cambie de fondo, que ratifica lo que expresara el escritor William Ospina en una reciente columna de El Espectador, de que: “Los políticos le están haciendo creer a Gustavo Petro que le van a ayudar a cambiar el país, pero los políticos nunca podrán corregir los males de Colombia, porque ellos son el principal mal de Colombia”. Lo cual he reiterado en esta columna y comparto plenamente con el destacado escritor. Por eso he dicho también reiteradamente, que una reforma política integral al podrido sistema político electoral, hontanar de todos los males de nuestro país, solo se podrá hacer con la intervención del constituyente primario.
