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“La sastrería es un arte noble y hermoso”

Jun 25, 2021

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DIARIO DEL HUILA, CRÓNICA

Por: Hernán Galindo

Aldemar Zuluaga Cobaleda es un hombre que a sus 67 años lleva 45 como sastre, primero en Pitalito en donde hizo sus primeros pinitos junto a un hermano que también trabajó en el oficio de sastre.

Son pocos los años en Pitalito, solo tres y se regresa a Neiva a colaborarle a su padre Aldemar Zuluaga Zuluaga, que fundó la sastrería Brummell que tuvo una tradición de más de 45 años en Neiva.

“Me retorno a Neiva a trabajar con mi papá y un hermano. A los 17 años de estar trabajando, fallece mi padre por lo que ante la crisis que genera su muerte decido independizarme y monto mi propio negocio, Aldemar Zuluaga confecciones y hasta el día de hoy estoy trabajando”, cuenta.

Aunque solo estudió hasta tercero de bachillerato en el Instituto Parra de la ciudad, aprendió desde los 19 años el arte de la sastrería, lo fue perfeccionado y con la vena paisa para los negocios de su padre, lleva ya 45 años sin parar confeccionando ropa especialmente para hombres; vestidos completos, smokings, camisas y trajes deportivos.

Cómo llega a la sastrería

De joven era muy libre y andariego, cuenta Aldemar y agrega que el amor lo llevo a sentar cabeza y a volver a la sastrería como su profesión. “Me gustaba el teatro, los toros y toda clase de espectáculos en que tuvieran que ver con la actuación. Fui bufón y payaso en las corridas de toros. Pero me enamoré o me enamoraron, llega a mi vida Ana Cristina Garay con quien llevamos 43 años de casados, tenemos dos hijos: Aldemar Zuluaga Garay abogado que trabaja en Bogotá y una hija, Ana María Zuluaga que trabaja como asesora de Movistar. Ya tenemos tres nietos y vivimos felices”, añade.

Al adquirir la responsabilidad de sacar adelante una familia se dedica a trabajar en la confección. Hoy en día hacen vestidos, pantalones y toda clase de prendas especialmente para quienes son tradicionalistas y para los que gustan de lucir trajes a la medida.

“La refacción es uno de los fuertes en estos tiempos, dice Aldemar, la gente manda a arreglar la ropa, coger botas, ajustar los trajes a la medida. Pero se mantienen algunos clientes que mandan a confeccionar sobre medida, agrega.

Sobre la rentabilidad indica que anteriormente se veía más el dinero porque los servicios públicos eran más económicos al igual que los arriendos. No tenían IVA los materiales para la confección. Sin embargo, todo se mantiene sigue funcionando bien gracias a Dios”, comenta con voz pausada y tranquila.

Al igual que ha visto evolucionar la sastrería, ha visto crecer y cambiar a Neiva a la que recuerda en los tiempos que le gustaba admirar la Licorera que quedaba en la carrera quinta donde está hoy el SENA, la Estación del ferrocarril, la plaza de ferias y otros lugares que frecuentaba. Ahora casi no sale se la pasa de la casa al trabajo y de vuelta a la casa.

Confeccionas Aldemar Zuluaga llevan ya 45 años con este trabajador incansable al frente trabajando y a sus 67 años de edad espera seguir atendiendo a la clientela que es fiel desde los principios de la sastrería que fundó su padre y él ha logrado mantener por muchos años.

Genera cuatro trabajos directos y por fuera tres personas que también le colaboran. “Manifiesta y agrega que la moda evoluciona y es cambiante la gente pasa de la bota ancha a la angosta luego, bien entubada y vuelve y rota.  La clientela es de toda clase, a adultos jóvenes hay de todo porque son quienes modifican o mandan hacer prendas, pero sobre medida, añade.

En torno al trabajo para Zuluaga hay para todos. En la calle novena con carrera octava en donde se encuentran ubicados hay 15 sastrerías y existe clientela para todos, refiere con satisfacción y con la seguridad que le da la experiencia, sin reflejo de envidias o resquemores. “El nombre clínica de ropa que se observa en muchos de los locales obedece a que la gente manda a arreglar a modificar más que a confeccionar”, dice.

Reflexiones

Por último, Aldemar se refiere a la tradición que conservan en la familia por la sastrería.  Además del hermano que le enseñó en Pitalito, Jorge que es profesor y su hermana Delia mantienen una relación permanente con este arte. “Delia conserva el nombre de la sastrería Brummell que fundó el padre y se mantiene en el mercado”, agrega.

La disciplina, perseverancia y aprendizaje son las bases para salir adelante en cualquier empresa que se proponga uno en la vida, afirma Aldemar. Hay que prepararse al tiempo que recuerda que por su sastrería han pasado personajes de la vida del Huila como el exgobernador “pajarito” Sánchez y mucha gente que no recuerda en el momento.

En el local está la foto de su padre Aldemar Zuluaga Zuluaga, fundador de la sastrería Brummell.

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