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‘Las empanadas de San José’, iniciativa de 12 mujeres cabeza de hogar

Ene 6, 2022

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El negocio en la parte exterior de la Iglesia nació hace 27 años por interés del padre Toño que las apoyó para obtener recursos y mejorar las viviendas familiares.

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Por: Hernán Guillermo Galindo M

“Las empanadas amasan en la misma pasta lo sagrado y lo profano y dinamizan el ser, el saber y el hacer de las comunidades que las preparan, sirven y comen”: Luz Marina Vélez Jiménez.

El comentario sirve de entrada para contar la bonita historia detrás de la tradicional venta de empanadas ubicada en la parte exterior de la iglesia de San José, en el barrio del mismo nombre en Neiva.

“En una tarde, como muchas otras, mi papá decía: ¿quieren empanadas? Me daba dinero y yo salía a comprarlas a la esquina, al sencillo local de empanadas sobre el andén, en la avenida 15, frente al colegio Salesiano”, recuerda Alberto Gómez, y destaca que era un niño, hoy ya es padre de familia, con hijos.

La historia

Y es que el negocio inició hace 27 años, comenta Amparo Morera de 56 años, una de las 12 fundadoras. “Son varias las generaciones que han degustado nuestro producto”, afirma.

Y cuenta el origen del emprendimiento’. Fue en una ocasión que el párroco de la Iglesia, el padre Toño, visitó el barrio de sus feligresas se dolió de las necesidades que tenían y especialmente de la falta de recursos para mejorar la condición de sus viviendas.

“Nos propuso montar un puesto de empanadas afuera de la Iglesia y aprovechar la alta afluencia de personas, muchos compradores que nos aportarían plata para ir mejorando poco a poco nuestras casas”, comenta, detrás de una gran paila llena de aceite.

Así fue, comenzaron trabajando los domingos en la tarde que era cuando más gente asistía a misa.

Iniciaron 12 mujeres y se mantienen las mismas 12, pero ahora se dividen para trabajan turnos de lunes a sábado y domingos.

“En principio, los recursos se recogían en un fondo común que manejaba una tesorera. De acuerdo a las necesidades se iban distribuyendo para cada hogar”, señala Amparo.

Como sabían poco del negocio, tuvieron que aprender todo el proceso de preparación.

“En eso nos ayudó una señora de la iglesia, cuyo nombre no recuerdo. Ella se fue de venta en venta de empanadas por la ciudad y fue sacando lo mejor de cada una que probaba. Luego, entre todas construimos el producto que se hizo famoso en la ciudad”, manifiesta.

Las actuales son una mixtura porque por tener que trabajar por turnos la elaboración se vuelve casi que individual, cada una la da su toque ‘secreto’.

“En mi caso trato de mantener la fórmula inicial, aunque le agrego el sello personal de mi sazón. Y así cada quien le pone el suyo, pero todas las empanadas son muy ricas y apetecidas. Hay veces que no damos abasto despachando clientes”, agrega.

Señala que aún con el aumento obligado de $100 pesos del nuevo  año siguen siendo las más económicas de la ciudad, a $600 pesos.

“Una persona viene y con $2.000pesos consume un refrigerio de empanada, con ají o guacamole, aloja o avena. Muy barato…”, asegura, tras destacar que las empanadas de San José son famosas por ser las más económicas de la ciudad y porque siempre están a disposición de la gente a cualquier hora del día.

Medio solucionado el problema de las viviendas, decidieron que cada quien fuera recibiendo los recursos y le diera la destinación más conveniente para el hogar.

Amparo comenta que en su casa eran cuatro personas, su esposo y dos hijos, pero como éstos ya se independizaron lo que trabaja es para sus gastos y los de la casa.

“Cada quien cogió su camino, quedamos los dos y el trabajo es para nuestra manutención”, indica.

No quiere que la tradición ni el esfuerzo de tantos años se acabe, menos un negocio que les ha dado para vivir.  “Le estoy enseñando a una nuera para que ella también aporte a los recursos familiares, como me tocó a mí, como nos tocó a las 12 mujeres emprendedoras, aunque antes se llamaban trabajadoras”, agrega, riendo.

Gracias a San José

En todo el tiempo que llevan con el puesto, de una mesa grande, donde reposa una vitrina con empanadas y pasteles, unas sillas, sartén y charolas, nunca han tenido que pagar un peso de arrendamiento a la parroquia.

Por eso, como una forma de agradecimiento y de devolver la bondad y generosidad de la Iglesia y al patrono San José, en cada fiesta patronal, los 19 de marzo de cada año, por acuerdo entre ellas, donan el producido del día.

“Ese día laboramos con alegría en retribución a San José por tantas bendiciones que hemos recibido a lo largo de muchos años”, sostiene.

Finalmente, Amparo Morera, una mujer agradecida con Dios y con la vida, pide enviar a los neivanos un mensaje para que seamos tolerantes.

“Por favor, trabajemos desde nuestras familias la tolerancia, es muy triste ver como se agreden entre miembros de una misma casa por exceso de consumo de licor. También que se cuiden del virus, que no haya tumultos, se guarden los protocolos, no hay conciencia de lo que estamos viviendo”, se queja.

Las nuevas generaciones comienzan el relevo para continuar la tradición culinaria.

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