Diario del Huila

Las huellas del ‘enemigo silencioso’

Nov 29, 2022

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DIARIO DEL HUILA, ESPECIALES

Diana Sarrias, ha sido tocada por la violencia continuamente. Su papá fue enviado a la cárcel por “colaborar con la guerrilla”, a los 17 años perdió una de sus piernas al pisar una mina y a los 19 quedó embarazada de un primo, el mismo que asesinó la guerrilla meses después.

Para llegar a esta zona olvidada, violentada y alejada de la capital opita, nos gastamos un poco más de 3 horas, la carretera es todo un desafío, sortear el inestable terreno es toda una odisea, debido al estado de abandono del Estado en el que han vivido y cuando llueve es peor; afortunadamente el día que hicimos este recorrido contamos con suerte y nos hizo un sol inclemente, sin embargo, el frio se va sintiendo cuando nos vamos alejando de la capital y llegamos a la planicie donde está ubicada la vereda Rio Frio de Vegalarga, una maravilla natural, sus paisajes, su clima, su gente, sus tierras fértiles, dejan ver que olvidada que esta esa zona, que por más de 50 años fue el escudo de grupos armados quienes se refugiaban en las montañas para cometer sus audacias para ir desterrando a campesinos y labriegos de este lugar, del cual se apoderaron por tiempo indefinido.

Protagonista de una historia sin fin

Diana Margarita Sarrias es la mayor de cuatro hermanos, su condición la hace ver como una niña de 12 pese a que tiene 33; al momento de nacer, su progenitora desconocía la condición bajo la cual llegaría su primogénita, pues los controles prenatales, exámenes e incluso al momento del parto todo fue normal, sin embargo, los años fueron pasando y los comportamientos de la niña dejaban muchas dudas, su ciclo de aprendizaje e incluso el habla evidenciaron las falencias en su desarrollo, su capacidad cognitiva no evolucionó, evidentemente la niña tenía una condición especial.

Con la voz entre cortada Nora Elvia Amaya, madre de Diana Margarita, relata la ‘cruz’ a cuestas que ha tenido que llevar en sus hombros;  la violencia ha sido su fiel compañera y aunque quiere olvidar y dejar el pasado atrás, las secuelas son crueles; perdió su hogar, su esposo fue enviado a la cárcel, se tuvo que ir de sus tierras, su niña mayor perdió una de sus piernas, y como si fuera poco un familiar embarazó a su hija, fruto de este acto prohibido nació el pequeño Diego, quien a la fecha tiene 10 años, y también presenta un retraso psicomotor.

El día del recuerdo triste

El episodio ocurrió el primero de septiembre de 2010, mientras Diana salía a traer unas vacas, al parecer el animal se le fue por el camino equivocado y se extravió, en medio de su inocencia y el fuerte temperamento que la caracteriza, Diana se fue sin avisarle a su mamá, siguió la ruta que creyó más conveniente sin imaginar que en ese sector encontraría la desgracia. Una fuerte detonación se escuchó, el corazón de madre de Nora Elvia algo le anunciaba, pero solo hasta cuando sus ojos vieron lo ocurrido comprendió el cruel momento que estaba atravesando su hija.

El fatídico episodio dejó secuelas para siempre, la pierna izquierda de Diana Sarrias quedó destrozada y debió ser amputada en su totalidad, desde entonces y hasta la fecha utiliza una prótesis que solo ha sido cambiada dos veces.

Han pasado más de nueve años desde ese momento y los escasos recursos y la poca ayuda del gobierno a estas víctimas de la violencia, no le han permitido a esta mujer tener una prótesis de calidad, pues ya se encuentra dañada y solo la sostiene un nudo hecho en cinta, que la misma Diana refuerza cada vez más, porque se le dificulta caminar.

El embarazo

“Jugábamos al papá y a la mamá, él me decía que lo besara, que él quería tener un niño y que me quería, que cerrara los ojos que él hacía todo y que yo solo me dejara querer”, relata Diana Sarrias en medio de su inocencia y con algunas carcajadas, sobre los momentos en los que su primo a quien conocían con el alias de ‘Chiki’ la accedió sexualmente. De este hecho resultó embarazada y solo seis meses después su familia se enteró, no porque Diana les contará, sino porque los cambios en su cuerpo se empezaron a notar.

Su primo ya no estaba, una tarde desapareció, se vinculó a las filas de la guerrilla, se fue por cuenta propia; a lo mejor ya sabía lo que podría suceder cuando la noticia saliera a la luz, sin embargo, un destino trágico lo esperaba y a pocos meses de estar en la insurgencia y quizá coincidiendo con el nacimiento del pequeño niño, este joven de quien nadie reveló el nombre fue asesinado.

Al momento del nacimiento del bebé, la madre de Diana quería no escuchar las palabras del doctor, pues se imaginaba que algo había sucedido, y efectivamente el galeno lo confirmó y el niño nació igualmente con una limitación cognitiva; con el pasar de los análisis descubrieron que era autista. A la fecha Diego tiene 14 años, su madre no tiene un vínculo amoroso con él, lo rechaza y el niño se siente aislado, no comparten, la indiferencia es presente y el amor está ausente.

Madre e hijo nunca han recibido educación, nunca fueron a la escuela, a lo mejor por descuido de sus familiares o quizá como lo justifica la señora Nora por falta de recursos económicos.

Una nueva vida

Desde ese fatal hecho, decidieron abandonar sus tierras, su casa y su gente, llegaron a la capital opita, donde en medio de las necesidades decidieron empezar de nuevo, dar un paso al costado y dejar el pasado atrás, aunque ha sido difícil se alejaron del pueblo, en la ciudad, Nora se rebusca la vida vendiendo arepas.

Su rutina del día empieza a las dos de la mañana, pero no sabe a qué hora termina, vive en compañía de una prima quien le ayuda con los quehaceres de la casa, vela por el bienestar de Diana y su pequeño niño a quien nunca ha visto como hijo, pero pese a todas las adversidades no pierde la fe, solo mira hacia el cielo y recuerda toda la tragedia que ha marcado su vida, su familia, y sin reprochar alza la frente y camina.

La violencia seguirá incrustada en el corazón de Diana, quien sin entender en su totalidad la magnitud de los hechos que marcaron su vida, llora por los recuerdos que en silencio guarda, un amor prohibido, unos deseos de niña y un anhelo que nadie ha podido conocer, Diana seguirá caminando con las heridas del ‘enemigo silencioso’.

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