Por: José Eliseo Baicué Peña
Mucho antes de conocer las bibliotecas tuve la oportunidad de asistir y vivir muy cerca de una librería. Era pequeña, muy pequeña, quizás se podían contar rápidamente los libros, pero, me dejó una gran experiencia que marcó mi vida por el amor a los libros.
Don Raúl, el dueño, un profesor jubilado, nos narraba historias extraordinarias a todos los que asistíamos allá luego de las jornadas del colegio, o cuando nos ayudaba a hacer tareas. No percibíamos en él ningún interés en vender los libros, cartillas y revistas que tenía. Le fascinaba contarnos sobre las últimas adquisiciones, sus contenidos, y lo que representaba para él poder ser vínculo con los estudiantes.
A partir de esa etapa surgió en mí un apego por los libros y la lectura. Casi que devora cualquier escrito, cualquier publicación, cualquier revista. Primero fue Kalimán, luego vinieron Santo el Enmascarado de Plata, Memín, Condorito; tiempo después, tuve la oportunidad de leer El Tiempo, El Espacio y El Espectador sólo los domingos.
Una segunda etapa fue marcada por una revista mediana llamada Selecciones, una publicación mensual que trataba temas variados en los que se incluías el humor, ciencia y pequeñas crónicas. Las adquiría de segunda mano en una librería, y llegaba a releerlas varias veces.
En las librerías, a diferencia de las bibliotecas, se produce un delicioso diálogo con el librero o dependiente acerca de los nuevos temas, las recientes ediciones, sobre suscripciones y demás aspectos relacionados con los libros y documentos. Es algo sin igual
El pasado viernes 11 de noviembre se celebró el Día de las Librerías en la mayoría de países de habla hispana. Un evento que busca incentivar el valor cultural de estos escenarios en los que se vive un ambiente eminentemente cultural. Esta celebración comenzó a llevarse a cabo en el año 2011, con el propósito de fomentar esos espacios y promocionar su importancia.
En Colombia hay 604 librerías afiliadas a la Cámara Colombiana del Libro, de las cuales más del 50% se encuentra en Bogotá. Se estima que existe más de un centenar de librerías que funciona en diversas partes del país prestando un gran servicio como acervo cultural y lector.
Considero, que pese al auge de la tecnología, las librerías no perderán su protagonismo en corto y mediano plazo. Ojalá, se fomente la conformación, visita y respaldo a estos excelentes escenarios culturales.
