Diario del Huila

Levantando la familia a punta de gelatina de pata

Sep 27, 2022

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José Arley Sánchez, oriundo de Chinchiná, en Caldas, se vino para el Huila a atender un emprendimiento de su suegro. Este había aprendido del negocio de la gelatina de pata. Le ha ido tan bien que está por montar su propio negocio que en un buen día le puede dejar hasta $300 mil pesos de ganancia. Este caldense le contó a Diario del Huila sobre su vida.

José Arley Sánchez, es un hombre delgado, de tez blanca, que tiene como buen paisa la facilidad de la palabra. Lo encontramos en el parque Santander, en pleno centro de Neiva, frente a un carrito acondicionado para la venta de Gelatina de Pata.

Nacido en Chinchiná, Caldas, en una familia numerosa, de10 hermanos, como toda familia paisa que se respete. Arley se vino para Neiva por invitación de su suegro para ayudarle a atender este negocio que aprendió de un amigo. 

El emprendimiento tiene como novedad, que acondicionaron una especie de molinete que es el que le da vuelta a la gelatina, con lo que se ofrece de una manera más higiénica. Antes, los vendedores de gelatina de pata de res la tenían que procesar con las manos.

Se vino para Neiva

A sus 46 años, este paisa del Gran caldas vende gelatina de pata de res que él mismo promociona; “si a la orden, tengo a $2.000, a $3000, $5000, a $7.000”, anuncia con su voz algo recia y pasa a atender a una señora que le pide dos para llevar. Con agilidad, le da vuelta al molinete y va sacando el producto que empaca en vasos plásticos.

«La posibilidad para los clientes es agregarle maní o confites de colores, esto al gusto de ellos. Una paletica de madera y a disfrutar el rico producto al que muchos le atribuyen propiedades medicinales», relató.

“La gente lo consume porque es colágeno puro”, apuntó José Arley, mientras una señora que llega a pedir uno de $3.000, corroboró lo dicho por el vendedor y sonríe pícaramente, tal vez pensando en otro tipo de colágeno. 

La novedad de su negocio es el carrito con un molino pequeño para estirar la gelatina.

José Arley hace un retroceso en su vida y recuerda que en su natal Chinchiná desde muy joven tuvo que trabajar en labores del campo, sus padres eran campesinos, al igual que sus hermanos, “tengo diez hermanos, estamos regados, hay familia en Bogotá, Cali y hasta en Brasil”, sostuvo.

 Antes de comenzar a trabajar en esta propuesta de su suegro, trabajó en ebanistería, pintura de carros, hasta que se encontró con esta actividad que le permitió pensar en ser independiente. “Lo mejor de este trabajo es que uno es el patrón, no tiene que estar entregándole cuentas a otros y de paso maneja su tiempo, eso sí, como todo en la vida, toca trabajar duro para salir adelante y ser disciplinado”, añadió.

La idea es volver a su tierra 

José Arley Sánchez, tiene claro que está trabajando en ser independiente con el propósito de en un tiempo cercano retornar a su tierra, llevar este emprendimiento a su terruño, tal como lo contó. 

Su suegro y su esposa, Vanessa Riaño, son del Putumayo, pero se vinieron para Neiva en busca de oportunidades. Precisamente se encontraron con esta, que vienen trabajando con dedicación y disciplina. Están comenzando como familia, están sacando adelante a dos pequeñas, afirmó.

El proceso de la gelatina lo aprendió de un señor que se hizo amigo, aprendió y le gustó, “es bueno, le deja a uno para vivir, es más fácil que lo que hacía antes y como le comenté se hace uno independiente”.

Sobre la preparación, primero, “hay que comprar la pata de res, que le vende un señor en Mercantiva, aunque ahora se ha puesto duro, hay mucho pedido, a veces las está vendiendo para otro lado y nos pone a sufrir un poco, para conseguirla, somos varios los que trabajamos en esto, hay conmigo, unos cinco en este negocio”, añadió.

Ya tiene una clientela que le compra por salud y sabor.

“Luego viene un proceso de hervir la pata durante horas, hasta que el hueso literalmente se diluya, se pasa a cernir durante mínimo dos oportunidades hasta que todo se convierta en una emulsión liquida, el paso siguiente es hervirla con panela para obtener la materia prima dulce para la elaboración de la gelatina. El negocio es tan bendito que hay días en los que ha llegado a vender hasta $700.000 pesos, claro que en otras oportunidades por falta de materia prima se deja de trabajar hasta tres días, unas por otras”, afirmó.

El carrito que tiene el molino para estirar la gelatina, lo hace un señor de Pitalito que puede llegar a cobrar hasta $11.000.000 millones de pesos, adicional le coloca una pequeña planta a corriente o gasolina para garantizar que se pueda trabajar a cualquier hora o lugar, concluyó. 

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