A lo largo de los meses de confinamiento que han tenido lugar durante esta emergencia sanitaria, hemos tenido la oportunidad de evidenciar la importancia que tiene la salud mental en nuestra sociedad. Ahora bien, a pesar de que estamos tomando consciencia sobre la importancia de la salud mental, aún nos falta mucho por recorrer en la materia. Digo esto con ocasión del alarmante repunte de los eventos de suicidio que han ocurrido en los últimos meses.
De acuerdo con una publicación realizada por el periódico El Tiempo, basada en cifras publicadas por el DANE, en el presente año los suicidios alcanzaron su pico más alto en diez años. De una revisión a la versión 2021 del Informe de Estadística Sociodemográfica Aplicada, publicado por el DANE, sorprende el comportamiento que tienen algunas cifras. Por ejemplo, salta a la vista el hecho de que la tasa de suicidios es mucho mayor en hombres que en mujeres, siendo este un patrón constante por más de 15 años. En el caso de las mujeres, se identifica que los picos se presentan entre los 15 y los 29 años. Otro dato llamativo es que existe una relación inversamente proporcional entre el nivel educativo y el índice de suicidios, pues a mayor nivel educativo, menor es el número de eventos.
Ahora bien, a pesar de que disponemos de información relevante, estimo que como sociedad es nuestro deber mejorar en la prevención, para lo cual deberíamos trabajar en: a. Crear programas para la identificación temprana de personas que están en riesgo de suicidarse, y b. El fortalecimiento y rediseño de las líneas de atención a suicidas. Quiero detenerme en este último punto, por considerarlo una opción, que, a pesar de ser eficaz, no se encuentra lo suficientemente desarrollada en el país.
Con excepción de las ciudades grandes y de las capitales, no es posible encontrar líneas o canales de atención para muchas de las ciudades y poblaciones pequeñas y medianas del país. Aunado a lo anterior, considero que se podría mejorar en los siguientes puntos: a. En la integración de la información recibida por medio de llamadas, con el fin de hacer un adecuado seguimiento y atención de los casos, y b. En la creación de una línea centralizada nacional, en la que se ofrezca atención 24 horas del día, todos los días, no solo por vía telefónica, sino también por medios virtuales. No olvidemos que escuchar puede salvar vidas.
