Harold Salamanca
Es hora de ir sacando el balance de lo que nos deja a los colombianos el año que termina. Sobresale en el arqueo, una variable que indudablemente influyó de manera fundamental el resultado, estoy hablando del cambio de Mandatario, que llegó cargado de promesas, que pretenden dar un giro rotundo a la política fiscal y económica, agraria, del régimen pensional, de paz, laboral, minero energético, de educación, de justicia y de salud. Todos temas críticos, que demandan cambios estructurales y coordinación armoniosa entre los actores, para lograr el balance adecuado.
En el tema de la Paz total, hay que reconocer al actual gobierno los avances por la reanudación de las negociaciones de Paz con el ELN, suspendidas desde el año 2018, y la vinculación a la mesa de negociadores de José Félix Lafaurie, presidente de FEDEGAN, que sin duda es un gran golpe de opinión por tratarse de un acérrimo opositor del presidente Petro. Por el contrario, considero cuestionable, la injerencia en procesos judiciales, al firmar el decreto mediante el cual, se excarcelarán a los miembros de la primera línea, para luego nombrarlos “gestores de paz”, ¿hoy son ellos los beneficiarios y mañana?
Si hablamos del tema de política fiscal y económica, podemos resaltar la capacidad política que tuvo el gobierno para manejar el Congreso de la República y sacar con un trámite «exprés» la cacareada reforma tributaria. Pienso que, en materia económica hubo serias deficiencias en el manejo de los mensajes que fueron emitidos por voceros calificados del gobierno, que terminaron por afectar la confianza inversionista extranjera, propiciando de paso la subida del dólar, y por defecto el alza descontrolada de la inflación, castigando sin excepción ni piedad, el bolsillo de todos los colombianos.
Hoy se está cocinando la reforma a la salud, que sin duda ha generado pánico, incertidumbre, desconcierto y temor entre los aseguradores y prestadores privados, la reforma pensional, no deja dormir a los fondos privados, el aumento del salario mínimo, tiene preocupados a los empresarios. Todos los temas se deberían abordar teniendo en cuenta a todos los implicados, sería muy peligroso para el gobierno, caer en la trampa del autoritarismo y en el quebrantamiento de la institucionalidad democrática, amparado en las banderas de la equidad y el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes del país. El palo no está para hacer cucharas.
