Nuevamente la opinión pública vuelve a ser sometido a las iniciativas descontextualizadas de la realidad, del primer mandatario de los colombianos, al expresar que Colombia no puede quedar en manos de un monopolio de frigoríficos de carne de res. Se ha llegado a ese punto, porque el Invima acabó con la figura del matadero municipal. Hay que dar vuelta atrás. O sea que hay que devolvernos tres décadas, cuando existía el más grave problema sanitario y ambiental en todos los municipios y veredas del país, donde se sacrificaban las reses y porcinos de una manera antitécnica e insalubre al bienestar de las familias colombianas. Para algunos sectores de la opinión pública, es un sofisma de distracción que busca desviar la atención a la profunda crisis social y económica en que se encuentra sumida la sociedad colombiana. No ha encontrado eco, ni una sustentabilidad coherente para estructurar acciones contundentes que contrarresten la tendencia adversa que presentan los principales indicadores económicos, que pueden generarle dificultades futuras para dar cumplimiento a sus promesas electorales.
Nuestros ancestros fueron testigos, de la forma antiestética y de los riesgos sanitarios que presentaban estas formas de sacrificio animal. Carnes ubicadas en los pisos, sangre del ganado regada por los pisos, proliferación de moscas e insectos, olores nauseabundos, desperdicio en los cortes de ganado, sacrificio de animales con enfermedades letales, falta de controles estatales, entre otros factores, que obligaron a los gobiernos anteriores para prohibir e impulsar la creación de frigoríficos y plantas de sacrificio de estas especies animales, con moderna tecnología y estrictas medidas sanitarias, que contribuyeron a mejorar el suministro de alimentos proteicos en condiciones óptimas a las familias colombianas.
Paralelo a lo anterior, existe el delito del abigeato que está afectando seriamente al sector ganadero del país. Diariamente en los medios de comunicación se publican casos de hurtos de ganado y especies animales, que las utilizan para sacrificarlas artesanalmente, para luego introducirlas al mercado doméstico.
Respetuosamente presidente Petro, no estamos generándoles a usted, oposición. Desde esta tribuna queremos contribuir con estos sanos comentarios a su gestión gubernamental. Le sugerimos asesorarse muy bien de equipos multidisciplinarios de ramas del conocimiento de la academia universitaria para que tomen acertadas decisiones, que conduzcan a mejorar estos procesos productivos del sector ganadero. Debe aislarse, ante todo, de ideologías absurdas, y de desafectos con el sector ganadero del país. Hay necesidad de construir sinergias proactivas que conduzcan a encontrar salidas a estas problemáticas de los precios de la carne. Si su gobierno persiste en la absurda idea, va a encontrar el alimento propicio para seguir alimentando una mayor polarización política en el país. El palo no está para hacer cucharas. Tenemos grandes amenazas del sector externo, que le pueden generar grandes dificultades al interior del gobierno nacional y que no son de su control gubernamental.
