Diario del Huila

Mejor oportunidad……..imposible

Abr 24, 2021

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Por: Ernesto Cardoso Camacho

Es muy conocida la expresión del planeamiento estratégico según la cual, de las dificultades suelen originarse grandes oportunidades; axioma que en la ciencia política presenta una trascendencia comprobada. Para que logre concretarse lo único que se necesita es el llamado “olfato político “o una intuición que solamente ofrece la experiencia y la capacidad de leer las realidades sociales.

Creo con firmeza que lo que está ocurriendo hoy en Colombia evidencia claros síntomas de que estamos en una coyuntura apropiada para que tal axioma se compruebe una vez más.

La crisis fiscal del Estado colombiano bordea los 100 BILLONES DE PESOS y representa cerca de 9% del PIB; según cifras de las organizaciones internacionales calificadoras del riesgo crediticio; las cuales, si bien es cierto constituyen un elemento de presión que utiliza el capitalismo financiero mundial, también es verdad que inciden positiva o negativamente en la suerte económica y social de los países como el nuestro.

El presidente Duque y su ministro Carrasquilla fracasaron con su propuesta de reforma tributaria que, a pesar de tener una finalidad de sostenibilidad social, es indiscutible que es inoportuna y mal concebida para enfrentar la enorme crisis derivada de la pandemia. El contundente rechazo político que ha despertado en casi todos los partidos con representación en el congreso y especialmente en la opinión ciudadana, indican que ni siquiera será tramitada a pesar del mensaje de urgencia del gobierno.

Este rechazo constituye sin duda alguna un problema político que genera una gran dificultad no solamente para el gobierno sino también para el país.

Allí es donde precisamente surge con claridad la gran oportunidad. El argumento para demostrarlo es tan sencillo como contundente.

Como la reforma fiscal es tan indispensable para equilibrar las finanzas públicas, el presidente Duque debería convocar un gran acuerdo político para estructurar por consenso un texto que permita conciliar las distintas posiciones. Tal acuerdo tendría como premisa ineludible; la reactivación económica sin erosionar aún más los precarios ingresos de los colombianos, pero que al tiempo garantice los recursos fiscales en el mediano plazo con ejemplar reducción de los gastos; venta de activos productivos no estratégicos; combatir eficazmente la elusión y evasión de impuestos; perseguir los bienes de los corruptos; vender los bienes incautados al narcotráfico; exigirle a las Farc que cumplan con su compromiso de entregar sus bienes para la reparación; entre otros.

En relación con los impuestos, que paguen más quienes más tienen o más ganan; en fin, medidas eficaces que en el corto y mediano plazo equilibren las finanzas, pero que permitan recuperar el empleo y la capacidad de consumo, sin caer en la mendicidad de incrementar más los subsidios.

En este escenario la oportunidad surge en el claro entendido que la sociedad colombiana viene reclamando con insistencia, la convocatoria de una Constituyente, la que en la práctica solamente es posible convocarla a través del Congreso. En consecuencia, la coyuntura exigiría que, al mismo tiempo, el acuerdo político incluya el compromiso de tramitar simultáneamente con la tributaria, la ley que convoque a la Constituyente que habría de llevarse a cabo a más tardar en enero de 2022, antes de los debates electorales de marzo y mayo.

Dicha Constituyente se ocuparía de las reformas estructurales inaplazables. El sistema judicial; el político y electoral donde vendrían la reducción del congreso y la disminución del salario y demás privilegios de los congresistas; la reforma del sistema bancario y financiero; el régimen laboral y de pensiones; y la profunda reforma en la estructura del Estado, pues su estructura actual todavía es exageradamente centralista; ineficiente y proclive a la corrupción.

Si los partidos, sus jefes y congresistas no se allanaren a suscribir tal acuerdo, ello acrecentaría ante la opinión ciudadana su desprestigio por la demagogia que los ha caracterizado y acelerarían su inminente rechazo en las urnas.

La duda que me asalta es que no estoy seguro que el presidente Duque y su conocido círculo de lambones, no sean capaces de visualizar la enorme oportunidad que tienen en sus manos.

 

 

 

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