Diario del Huila

‘Mi mamá quiso que yo fuera maestra’

Feb 5, 2022

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DIARIO DEL HUILA, MUY PERSONAL

Por: Rolando Monje Gómez

Fotografías: Suministradas

Aura Elena Bernal de Rojas ha dejado huella en el departamento por sus aportes como educadora, especialmente en la Universidad Surcolombiana donde llegó a ser rectora. Pero tampoco hay que olvidar, que por mucho tiempo ella fue la cara visible de la Fundación Síndrome de Down, que apoyó a muchas familias con niños con esta condición. Hoy se encuentra pensionada, dictando algunas clases en la Usco, pero feliz por la labor realizada a lo largo de su vida. Ella es nuestra invitada hoy Muy Personal.

“Fuimos ocho hermanos: Abelardo, Mercedes Aydé, Alirio Humberto, Eliberto, Luz Marina, Ana Lilia y Reynaldo Antonio, yo fui la quinta, formados en las buenas costumbres, en la fe católica y en las escuelas públicas. En la educación superior, egresamos como profesionales en Derecho, Contaduría, Ingeniería, Enfermería y Pedagogía. Nuestros padres siempre pensaron que el mejor capital que podrían dejarnos era la educación. En cuanto al trato, siempre fue respetuoso, afectivo y de apoyo mutuo”, así recuerda Aura Elena Bernal, como era convivir en una familia de ocho hermanos, muy dedicados al estudio.

Aura Elena nació en Algeciras, Huila. Su madre se llamaba Ana de Dios Esteban Carreño y su padre Abelardo Bernal Meneses, de origen boyacense los dos, Panqueba y El Cocuy, respectivamente. “Se habían casado en Bogotá en 1948, pero tuvieron que emigrar al Huila en los tiempos de la violencia. Mi padre inicialmente tenía una compraventa de granos y una tienda, luego un almacén de telas en Algeciras y mi mamá se dedicaba a la costura. Después, buscando la educación para los hijos nos trasladamos a vivir a Neiva. Al morir tempranamente mi padre de un cáncer, mi madre tuvo que trabajar muy duro para sacarnos adelante. Vendía en la casa y en varios pueblos mercancías que traía de Maicao, San Antonio de Táchira (Venezuela), San Andrés y Tulcán (Ecuador)”, comenta.

En términos económicos no era una familia muy solvente, crecieron en un sector popular de Neiva, Cándido Leguízamo. Su madre trabajaba y viajaba bastante, así que a la par con los estudios, fue necesario que ella, la quinta entre los hijos y mujer, se encargara de suplir a su madre en los quehaceres de la casa y en el cuidado de los hermanos. Por esos tiempos Mercedes, la hermana mayor, vivía y trabajaba en Bogotá y les ayudaba mucho con su apoyo financiero. Aun así Aura Elena se destacó en los estudios secundarios por su buen rendimiento académico.

“Me gradué como normalista en diciembre de 1974, de la Escuela Normal Departamental Mixta paralela al Liceo Santa Librada de Neiva. Mi mamá quiso que yo fuera maestra, le parecía que era una buena opción para mi futuro y tenía razón”, afirma.

De izquierda a derecha Natalia Lucía Rojas, Eduardo Orozco, Luz Ángela Rojas, Augusto Rojas y Aura Elena Bernal.

Luego, con apoyo de su hermana mayor (Mercedes), estudió en Bogotá una licenciatura en Psicología y Pedagogía y posteriormente hi<o una maestría en Investigación y Tecnología Educativa. “Cuando me fui a estudiar a Bogotá, trabajé en paralelo como educadora en dos colegios de religiosas: Colegio San José, donde fui docente de primaria y Normal de Nuestra Señora de la Paz, como psicorientadora. Cuando regresé a Neiva, trabajé un tiempo como psicorientadora en el Colegio Promoción Social, luego pasé a ser docente universitaria”, recuerda.

A mediados de 1979, la Universidad Surcolombiana, a través del Programa de Administración Educativa, convocó para una cátedra en Pedagogía. Aura Elena Bernal se presentó a una entrevista y la vincularon. Un año después, hicieron una convocatoria de docente de planta para el área en el Departamento de Psicopedagogía, en la que se inscribió y fue seleccionada. Allí se quedó por 35 años, como docente, investigadora y directiva. Ahora está pensionada y sigue vinculada desde hace cinco años como catedrática.

Fundación Síndrome de Down

La Fundación Síndrome de Down del Huila, fue una construcción colectiva que surgió de un grupo de padres de niños con Síndrome de Down en octubre de 1992 y luego se formalizó con su persona jurídica en mayo de 1993.

“La motivación para hacer parte de la organización fue el nacimiento, en julio de 1992, de mi hija menor con el Síndrome de Down, debía encontrar apoyos personales y profesionales para brindarle las mejores oportunidades de vida a mi hija Natalia Lucía y para los otros niños y jóvenes con esta condición. Esto lo obtuve con creces. Se trabajó y se logró mucho, se sirvió a la comunidad con honestidad y tenacidad”, manifiesta Aura Elena.

“La Universidad Surcolombiana lo fue todo para mí. Me acogió, me formó, me brindó oportunidades de mejoramiento y desempeño profesional, me reconoció y exaltó. También me proveyó de los recursos para la atención de mis necesidades y las de mi familia. La Usco fue también el puntal académico en desarrollo de los programas de la Fundación Síndrome de Down, a través de las actividades de formación, investigación y proyección social realizadas con docentes, estudiantes, practicantes y pasantes”, señala.

Aura Elena, a lo largo de su vida profesional, ha sido objeto de muchos reconocimientos.

“Por su parte la Fundación, me permitió intervenir en la superación de las dificultades de mi hija, estudiar, investigar y generar proyectos en atención a la población con discapacidad, conocer la realidad y las múltiples limitaciones que aquejan a esta población. Dedique 28 años de mi vida al trabajo ad honorem por esta causa, hasta que ya no fue posible por las limitaciones financieras que en el 2021, coadyuvados por la pandemia, llevaron a la disolución y liquidación de la Institución”, indica Aura Elena Bernal de Rojas.

Con la Universidad Surcolombiana, afirma “me enorgullece el trabajo realizado con responsabilidad y el reconocimiento de los egresados, estudiantes y colegas. Me faltó haber concretado en más productos escritos la sistematización de varias experiencias. Por su parte, con la Fundación Síndrome de Down, tengo la satisfacción de la labor realizada con desprendimiento y vocación de servicio. Con profundo pesar tuve que admitir que no era posible que la Institución siguiera adelante, pero esta era la decisión más razonable”.

Con el equipo de trabajo de la Fundación Síndrome de Down.

Su familia

Aura Elena está casada desde hace 43 años con Augusto Rojas Bahamón, a quien conoció como su profesor de Química cuando estudiaba en la Normal. Se casaron tres años más tarde. Él es licenciado en Biología y Química y especialista en Docencia de la Biología y actualmente es pensionado del magisterio.

Su familia hoy la integran su esposo Augusto, su hija mayor Luz Ángela, médica psiquiatra y su esposo Eduardo Orozco, y su hija menor, Natalia Lucía. “La Familia es el motor que impulsa, une,  protege, prodiga amor incondicional, suministra motivos para vivir, afrontar las adversidades y seguir adelante”, afirma.

Actualmente, Aura Elena reside en la ciudad de Medellín y cuando no está dictando sus clases, se dedica a leer los libros que le quedaron pendientes, también ver cine o ir de paseo.

Ella se define como una mujer líder, académica y altruista y finalmente nos comenta que le gustaría que la recordaran como alguien honesto, trabajador y con espíritu de servicio.

Junto a su esposo Augusto y su hija menor Natalia Lucía.

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