Desde tiempos pretéritos, las mujeres se han convertido en ejes centrales para el fortalecimiento de los hogares en el país. Unas desempeñan labores hogareñas y otras se insertan al mercado laboral, para contribuir en el sostenimiento de sus núcleos familiares. En el reciente informe promulgado por el Dane sobre la Situación de las mujeres rurales en Colombia y el Ministerio de Agricultura, se esbozaron las grandes inequidades económicas que presentan en el país. Este resultado, esboza una radiografía de la situación del campo y las brechas entre géneros. Durante el periodo crítico de la pandemia, la tasa de ocupación de las mujeres fue 29,2% en la vigencia de 2020. Es una de las más notorias, que corresponde al menor nivel registrado en los últimos diez años, la de los hombres, el año pasado, y actualmente, se mantiene en 68,8%.
El día anterior, el destacado periodista de esta Casa Editorial, Rolando Monje Gómez, expresaba en un informe sobre esta temática, que en el departamento del Huila, el ingreso laboral promedio para los hombres es de $371.367, mientras que el de las mujeres está en $192.374, representando una diferencia bastante representativa de 178.993 pesos. En la ruralidad también existen brechas de género. Además, entre el campo y la ciudad, son ampliamente visibles. En 2020 la tasa de pobreza multidimensional en las cabeceras municipales fue de solo 12,5%, mientras en las zonas rurales fue de 37,1% y la tasa de desempleo de las mujeres en las zonas rurales, al igual que la de las zonas urbanas, ha sido superior a la de los hombres.
Lo preocupante es el panorama presentado durante el año anterior. Los ingresos laborales promedio, que son la base del cálculo para la incidencia de pobreza monetaria, tuvieron un decrecimiento con respecto a lo observado en 2019.
Hay que destacar el emprendimiento de las mujeres rurales en nuestro territorio. Hoy en día se visibilizan el máximo potencial que poseen las mujeres rurales para generar sus propios ingresos. El gobierno nacional, a través de la implementación de políticas públicas para apoyar el sector rural, se tiene establecidos canales de apoyo desde el Ministerio de Agricultura para apoyar la presencia de las mujeres rurales, en el desarrollo de grandes proyectos productivos. Con ello se garantiza la seguridad alimentaria de nuestro país.
Con ello se fortalece el diálogo social, el apoyo decidido a las mujeres rurales y a las comunidades donde tienen su accionar laboral independiente, buscando siempre su bienestar general. La lucha de las mujeres rurales por la igualdad, que es la lucha de todos los demócratas, tiene innumerables argumentos incontestables, pero hay uno clarísimo por lo verificable, indignante e irrefutable: la brecha salarial de género.
