Diario del Huila

Narrativa de un destacado Huilense

Jul 23, 2022

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DIARIO DEL HUILA, BOTALÓN
Por: Martha Cecilia Andrade Calderón

Expectantes los asistentes recibieron complacidos un relato de vida como si hiciera parte, quizás, del reencuentro con su verdad.

“Nací el 30 de enero de 1949, un día lunes a las 7:00 a.m., en el casco urbano de la bella Villa de la parroquia de Santa Ana, hoy Yaguará. El cuarto nieto del comisario municipal, Rufino Labbao, “el forastero”. Mi madre Lila Labbao Lara, era entonces una mujer joven y bella, morena de ojos verdes claros, con escasos 18 años. Cuando me llevó a bautizar, el párroco Arcadio Cabrera le preguntó: ¿Casada con quién? Y ella le respondió: Soltera. -PECADO MORTAL, hijo de padre desconocido-. Mi madre le respondió: – “¿Pero usted sí sabe de quién es hija la ternera que le regaló don Leonardo Tovar? -próspero ganadero de la región-. En el acto el Levita le respondió: Sí, del toro de mi hermano Moisés Cabrera. -“Padre, yo también sé quién es el padre de mi hijo. El sacerdote ripostó: -Como eres soltera, tengo que escribir en la partida eclesiástica que es hijo de padre desconocido”.

Así inició la narración ágil, serena y pausada del invitado a la Tertulia del pasado 19 de julio, uno de los fundadores de la tertulia El Botalón en el reinicio de las historias de vida de los contertulios, un programa creado mucho antes de la pandemia. Y como en un cuento de Juan Rulfo, llevó al auditorio, imagen tras imagen, por un recorrido, que bien podía tener el nombre de canción, El Camino de la Vida. Expectantes los asistentes recibieron complacidos un relato de vida como si hiciera parte, quizás, del reencuentro con su verdad.

Eduardo Labbao, el abogado, el chaperón de las reinas, narró con lujo de detalles su crónica de vida, desde su nacimiento hasta su cúspide septuagenaria en que se encuentra. Ofreció detalles, anécdotas y se asomó a sus etapas; faltaría espacio en esta hoja para reseñarlas. Con la dignidad que le enseñó su madre, de llevar su apellido; reconoce que su padre fue un hombre polifacético y que, como en muchas circunstancias, lo ha perdonado.

Víctima de la violencia

De los años cincuenta y sesenta, revivió enfrentamientos y matanzas. Recuerda los provocados entre liberales y conservadores; su presencia en el Movimiento Revolucionario Liberal MRL. En aquella época, dice, “Había violencia fratricida”, comandada en el Huila, por los pájaros godos, quienes se autodenominaban, “Tres espadas”. Y otros personajes violentos como el palermuno “Héctor Aniceto Pérez”; Saúl Quintero, alias “El Renco”, nacido en Teruel, a quien el ejército diera de baja y que hoy en día le rezan en el cementerio Central de Neiva.

Su crónica se torna catártica: “El día 6 de agosto de 1962, día lunes, víspera de posesionarse el presidente Guillermo León Valencia, ocurrió un asalto al mixto o chiva del señor Luna, vehículo que recibió 38 impactos de carabina San Cristóbal, arma moderna, describe. Entre otros, asesinaron al señor Luna, concejal de Yaguará. El carro quedó volcado y atravesado en la carretera con muertos al lado y lado, el único sobreviviente fue él, Eduardo Labbao, lo vivió, lo observó, lo sufrió, y ahora lo cuenta como un asalto horripilante de la violencia que sufrió en carne propia.

Estudiante adelantado

del bachillerato nocturno José María Rojas Garrido, con lujos de maestros se gradúa como bachiller académico el 30 de noviembre de 1974. De inmediato, ingresa a la facultad de Derecho de la Universidad Libre, donde obtuvo el título de doctor en Derecho y Ciencias Sociales (1980). Luego el de Especialista en Derecho de Familia.

Estuvo en política en las Juventudes Liberales Lopistas. Fue concejal de Yaguará y presidente de dicho cabildo. Su presencia por la burocracia fue corta, pasó por la subgerencia administrativa de la Industria Licorera del Huila, y la subdirección de Bienestar Familiar, de donde se retiró hace más de treinta años para ejercer como Abogado Litigante. Fue asesor jurídico del Fondo Educativo Regional FER, el Instituto de Tránsito y Transporte en lo oficial y varias empresas privadas. Entre sus logros profesionales, recuerda el caso contra la empresa Servientrega. También el apoyo que brindó a los padres adoptantes que venían desde Europa (Noruega Suiza, España, Francia, Italia), sentencia, “La adopción es un acto de amor; por eso me siento feliz de haber colaborado en esta gestión judicial”.

Juez de candidatas

después de haber sido marinero de agua dulce, y recorrer en competencias el río Magdalena con amigos, en el año 2000, inició una nueva carrera, distante a cualquier universitaria con la ayuda de su esposa Milena: ser juez de candidatas a los reinados del bambuco –popular, municipal, departamental y nacional- y de belleza regional para participar en Cartagena, cuando el gobierno de turno aprecia sus conocimientos sobre el folclor huilense, especialmente en el baile del Sanjuanero, “en sus tres pasos y ocho figuras creadas por la folcloróloga Inés García de Durán”, de quien aprendió su coreografía: “el junta-tierra”, “el caminao” y el “bambuqueado” así como los tres cuartos de contradanza”.

Considera que con esa actividad se ha sentido realizado y ha sido su otro grado. Menciona que, muchos lo critican por ser quizás un abogado cursi o light, pero la realidad dice él “soy un abogado litigante, independiente y reinólogo”. Por invitación de Jesús Oviedo Pérez, pertenece desde el 2005 a la Corporación de Belleza del Huila.

Su familia

Afable y amorosa, compuesta por su madre -enferma-; sus hijas mayores Mery y Liliana y sus nietos, Juan José y Luis Eduardo Cedeño, así como su esposa Norma Milena Rivera, quien desde 1994 le acompaña junto con Karlita, la niña de su alma y su corazón. No lo tendría que decir, le custodiaron durante toda la reunión. No obstante, también tiene en su haber familiar siempre una reina, esta vez lo acompañó a la Tertulia, la Srta. Huila 2022, Paula Andrea Alarcón Vargas con quien viajará en noviembre a Cartagena, acompañado por Felipe Villalobos director de la Corporación.

Fue así como los contertulios y asistentes a la Tertulia, impregnados por la humanidad de un ser noble, afectuoso, luchador y trabajador, se deleitaron con la narrativa maravillosa que otorgó Eduardo Labbao en una hora. Más que un hombre, un jurista y un apasionado por la belleza de la mujer, nos desafió un personaje que, a más de ser controvertido y rebelde, es auténtico, espontáneo y único para el departamento. Solo gratitud y admiración reinó al final, como a él le gusta. 

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