Diariamente los conductores, motociclistas y transeúntes, son espectadores del peligro que se genera cuando la sirena de una ambulancia avanza desenfrenadamente por las vías urbanas. Es cierto que el Código Nacional de Tránsito tiene establecido la prelación de la circulación de estos vehículos que prestan oportunamente la atención primaria a las personas que resultan lesionadas en un accidente de tránsito. Pero no hay derecho, que sus conductores abusen de esta permisividad que les otorga la normatividad colombiana cuando acuden a prestar dichos servicios. Deben también cumplir con los protocolos de seguridad vial para prevenir accidentes que pueden ser mortales como el ocurrido el domingo anterior, en plenas calles céntricas de la ciudad de Neiva. El trágico accidente de tránsito dejó un hombre muerto y una mujer herida.
El choque se registró en la mañana de pasado domingo sobre la carrera Séptima. Versiones de testigos, indicaron que una ambulancia que se disponía a prestar un servicio de salud, por razones que son materia de investigación, arrolló a una motocicleta en la que se movilizaba una pareja. En el choque perdió la vida el conductor de la moto, Fernando Sánchez Bonilla de 72 años, mientras que la mujer que iba en condición de parrillera resultó lesionada. Por otro lado, las autoridades adelantan las investigaciones pertinentes para esclarecer las causas y responsabilidad del accidente.
Una de las causas, que provocan esta clase de accidentes de tránsito es la guerra por parte de las empresas que prestan estos servicios que en forma masiva salen a atender dichos siniestros sin controles algunos. Es impresionante observar estos espectáculos dantescos que, al sitio del siniestro, acuden hasta cinco ambulancias simultáneamente. Absurdo. No hay derecho que, teniendo unos sistemas de comunicaciones modernas, ocurran estos eventos sin control de las autoridades. Paralelo a lo anterior, las sirenas y luces de alerta deberán estar encendidas permanentemente para la vista de todos los actores viales.
Paralelo a lo anterior, también existen responsabilidades compartidas, porque los conductores al ver esta circulación a grandes velocidades de estos vehículos asistenciales tienen que detenerse a los lados de las vías, para dar el paso, inclusive si observan el semáforo verde, deben parar para permitir el flujo de estas ambulancias.
No debemos bajar la guardia. Así suene fuerte, debemos crear una cultura de la prevención y de seguridad para todos los neivanos. No podemos seguir soportando la frecuente contravención de las personas que irrespetan las señales de tránsito. Inclusive se tiene que pensar en la instalación de foto multas en algunos sitios estratégicos donde se percibe con mayor intensidad, la incultura de los conductores. Las autoridades de tránsito deben ejercer mayores controles para evitar esta clase de tragedias.
