Atalaya
Libardo Montealegre Murcia
El ministro de Hacienda ha salido a decir en sus declaraciones de fin de semana que no se debe generar pánico cuando se analizan los efectos que tendrá la reforma tributaria en la totalidad de la economía colombiana.
Sin embargo, es claro que hay zozobra en los mercados con el giro que está tomando la inflación, la devaluación, la inconsistencia de los anuncios que día de por medio el presidente y sus ministros hacen sobre todos los temas que afectan la estabilidad socioeconómica a los colombianos. Pero los anuncios más graves, son los relacionados con la suspensión de la exploración en la economía petrolera y la afectación a la economía minera que se pretende implementar en aras de una transición energética que el mundo hoy tiene en suspenso debido a la crisis de energía que se está viviendo como efecto de la guerra rusia ucrania. Si no hay exploración no hay futuro, así de simple es, la exploración de gas y petróleo tiene razón de ser en el sentido que siempre se tiene que tener campos donde explotar después, por ello la importancia de la exploración, que no se hace de un día para otro, o es condenar a la nación a la importación de los combustibles fósiles que perduraran por lo menos hasta el 2050, y a la insuficiencia de ingresos para cumplir los compromiso de créditos de largo plazo internacionales.
No se necesita ser un genio de la economía para entender esto. Colombia depende en buena parte de sus ingresos de la economía minero-energética. ¿Con que se van a suplir estos ingresos? en algún momento en la campaña electoral, el actual presidente sugirió que estos recursos se reemplazarían con la venta de aguacate Haas, o con turismo. Son las clásicas cuentas de la lechera. Los mercados internacionales que leen la realidad de los países atacaran sin piedad el peso en los próximos meses y más si no se tiene claro qué se va a hacer con la cantidad de dinero que se va a recolectar con la reforma tributaria aprobada.
Es insostenible el discurso oficial que dice que se viene una época de bienestar con el cambio prometido gracias a los recursos que se van a destinar al “plan social “que tiene el gobierno. Plan que solo conocen unos pocos, pues la reforma tributaria fue aprobada sin que nunca el presidente, el ministro de Hacienda o los voceros altisonantes de la aplanadora en el congreso le dijeran al país donde, como y en que cuantía van a ser invertidos tan grades recursos.
Sacarle a la economía $ 20 billones de pesos en este momento es como sacarle sangre a un anémico. Una economía que venía en consolidación y crecimiento tras lo poderosos efectos negativos de la pandemia no tiene una capacidad de respuesta inmediata a este golpe tributario. Y lo veremos en pocos meses, lo estamos viendo en este momento con la devaluación del peso, y los efectos que está teniendo en el proceso inflacionario.
La economía popular, la de la cotidianeidad, la de la tienda de la esquina, la de la plaza de mercado ya está subiendo los precios cobijados en el cuento del alza del dólar , con razón o sin razón , este es el clásico efecto vecindad ( neighborhood effect) como se designa al efecto que las acciones económicas emprendidas por los distintos agentes (productores o consumidores) pueden producir en los intereses de terceras personas, no implicadas directamente en la transacción.
Inflación, devaluación, recesión en ciernes en la economía mundial, gobierno autista a las realidades económica nacionales e internacionales está teniendo como efecto pánico en la sociedad .
Todo esto sin mencionar lo que se viene con la tan mentada paz total.
