Aníbal Charry González
No haya qué hacer la bizantina oposición para oponerse a todo lo que proponga el gobierno del presidente Petro, incluso acudiendo al ridículo y a la bellaquería ante la falta de argumentos para hacer una oposición seria y razonable que es válida en cualquier democracia, y para muestra las declaraciones de mala leche que diera el mediano senador del Centro Democrático Miguel Uribe Turbay, al llamado que hiciera el ministro del Interior Alfonso Prada para obtener respaldo comunitario a la reforma tributaria, afirmando viperinamente que era irresponsable su pronunciamiento, pues “quienes hoy gobiernan hace un año y medio destruyeron el país para evitar una reforma tributaria, hoy pretenden volver a incendiarlo para aprobar la de ellos”. Esto es chantaje. ¿Por qué insisten en atropellar el debate de una reforma tributaria que tantos efectos negativos tendrá?
No solo canalla su afirmación, sino mendaz al sindicar a la reforma de tantos efectos negativos, cuando se trata de una reforma tributaria ambiciosa para tratar de atender urgentes e inaplazables necesidades sociales de 22 millones de pobres, muchos de ellos aguantando hambre, que son el pueblo de los nadies desatendidos inhumana y secularmente por el establecimiento que representa, que fueron los que le dieron el triunfo al presidente Petro para que llevara a cabo un cambio radical en el manejo del Estado para que fueran atendidas por fin sus angustias, estando en su derecho de solicitar apoyo comunitario explicando la finalidad de la reforma como lo ha hecho el ministro Prada, que por supuesto no es un llamado a incendiar el país para presionar al congreso, como con vileza sí lo hace el pirómano senador de marras.
¿O es que acaso el pueblo que elige a sus gobernantes y a los congresistas no tiene legítimo derecho a exigir que les cumplan con el programa de gobierno por el cual votaron, sin que ello implique presión alguna a un congreso acostumbrado a legislar a espaldas de sus electores y a pasarse por la faja el pronunciamiento popular como lo hizo impúdica y marrulleramente con la consulta anticorrupción? ¿Por qué el establecimiento sí puede hacer cabildeo y movilizaciones como lo ha anunciado un grupo de empresarios para defender sus intereses, y el pueblo raso no puede pronunciarse para hacer lo propio porque lo que busca es incendiar el país?
¿Y qué tal la voz de la caverna ruin de Enrique Gómez, hablando de que el ministro del Interior está convocando a la violencia porque pide apoyo comunitario a la reforma tributaria, buscando en forma infame este sí una respuesta violenta en este país campeón mundial en asesinato de líderes sociales, para tratar de acallar el pronunciamiento del pueblo por defender democráticamente sus intereses? Por eso con razón, para dejar las cosas en su sitio, la ministra del Trabajo Gloria Inés Ramírez frente a la bellaquería de Uribe Turbay, ha dicho “uno se opone cuando es en contra de los pobres y ahora se tiene que salir a movilizar porque es a su favor”. Lo dicho, pura oposición de jauría.
