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Pablo, deportista en condición de discapacidad que brilla con luz propia

Oct 5, 2021

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Diario del Huila, Crónica

Por: Hernán Guillermo Galindo 

Desde niño le ha tocado luchar en la vida, pero sus ganas de superación y salir adelante lo han formado un hombre fuerte, que ha entregado medallas al Huila.

Pablo Andrés Oliveros León nació en Neiva hace 38 años, siendo hijo único. En la actualidad, pese a estar en condición de discapacidad, trabaja como celador, es un consagrado deportista y responde por su madre, que padece Alzheimer.

Y es que sus ganas de superación y salir adelante lo han hecho un hombre fuerte. Además, le ha ayudado a afrontar los muchos momentos difíciles que le ha puesto una dura vida, pero que también le ha entregado satisfacciones por cuenta del deporte.

Parálisis infantil

Los recuerdos de su niñez son tristes. De pequeño le diagnosticaron parálisis infantil quedando con limitación en los movimientos y desplazamientos.

“Sufrí la discriminación de unos compañeritos, no de mala intención. Creo que fue por falta de información y de educación de sus padres sobre mi situación física”, comenta, resignado y en paz.

Sin embargo, tuvo la suerte de que en su camino se cruzara la profesora Diana, no recuerda el apellido, quien lo sostuvo en un aula normal con los demás alumnos. Así comenzó un proceso de inclusión que sirvió a su formación y desarrollo social.

Se graduó de bachiller en el colegio José Eustasio Rivera y aunque no logra ir a la universidad sí estudia un técnico en salud ocupacional y seguridad industrial en el Sena.

“Hace 14 años la vida me cambió. Gracias a Dios me encontré el deporte como una parte complementaria y casi fundamental en mi vida”, comenta, con evidente alegría.

Quien lo descubre para el deporte es el entrenador de levantamiento de pesas Edisson Parga, quien trabajaba con la también pesista Diana Ávila.

Ella comienza a hacerle un trabajo de fortalecimiento y potencia que lo lleva al atletismo de campo, en varias pruebas, lanzamientos de bala, jabalina y disco, en las que ha entregado medallas al Huila en Juegos Nacionales.

“El deporte ha sido parte fundamental en su vida. Ya en 2012 comencé en varias disciplinas atléticas, porque se me facilitaba”, dice el hombre de baja estatura, pero robusto.

Los resultados no se han hecho esperar, sostiene Pablo Andrés Oliveros. Ganó plata y bronce en los Juegos de 2012; bronce en el 2015 y en 2019.

“Ahora la meta es conseguir subir al podio en los Juegos del Eje Cafetero, próxima cita del deporte nacional como cada cuatro años. Me preparo muy juicioso para seguir trayendo medallas”, agrega.

Por todo, agradece a Dios, y al InderHuila, por el apoyo, donde trabaja de vigilante, y especialmente a la presidenta de la Liga de Discapacidad, Clara Inés Tovar.

“Me han sostenido en lo laboral y me han dado espacio para practicar y alistarme para las nuevas competencias”, afirma.

Karen Mora es actualmente su entrenadora en los diferentes lanzamientos por impulsión en lo que se especializó con éxito.

Tiempos difíciles

La vida no ha sido fácil para Pablo Andrés, pero batallando ha logrado sortear muchas adversidades. Seguramente su mamá, María León, ha sido su motor para sumar victoria en los escenarios y fuera de ellos.

Fueron de los perjudicados por la demolición de la galería central de Neiva, donde los dos levantaban lo del sustento diario.

“Fue un error esa decisión tomada por la administración en el año 1997. Dejó a muchas familias en la calle, entre ellas a nosotros”, comenta con dolor.

Actualmente vela por la salud de su progenitora que padece Alzheimer, hace 8 años. Como su condición física se complicó hace cuatro debió internarla en un centro geriátrico. Salía a trabajar a las cinco y media de la mañana y retornaba a las siete de la noche.

“Está en manos de personas especializadas, que la atienden bien. Ella ha sido todo en mi vida. Con su trabajo logró conseguir una casita por autoconstrucción en el Once de Noviembre, en el oriente de la ciudad. Tengo en donde vivir gracias a Dios y a mi madre”, manifiesta, con cara de agradecido.

Con el papá no ha tenido una relación cercana. Cuenta que tiene otra familia, comparte con cuatro hermanos medios, dos también en condición de discapacidad. Mientras, él por ahora no tiene compañera, pero no pierde la esperanza.

El deporte reivindica

Responde que pese a todo lo vivido se siente un privilegiado con la vida.

“Es que por estar en condición de discapacidad la sociedad nos excluye, nos margina. Afortunadamente, por mi personalidad, disciplina y mi forma de actuar he logrado calar en buenas personas que en el camino recorrido me han colaborado”, dice, con una sonrisa.

“Con respeto”, recomienda a las personas que tengan familiares o amigos en condición de discapacidad que por favor no los hagan a un lado ni los escondan, por el contrario, que los animen a estar incluidos en comunidad, a compartir con la gente, como persona normal.

“Se debe hacer algo en lo deportivo y mantenerlos activos porque realmente una persona en condición de discapacidad encerrada, en la casa, no va a lograr salir adelante y no se justifica que la sociedad los deje al margen”, concluye.

Actualmente combina sus entrenamientos con su trabajo como celador en el InderHuila.

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