Desde los albores de la humanidad, uno de los aspectos que siempre ha ocupado la mente del hombre ha sido cómo transportarse del punto “A” al punto “B” de una forma eficiente, segura y relativamente barata. Bien sea para fines bélicos, de conquista, de comercio o por supervivencia, la raza humana ha logrado crear soluciones y mejoras increíbles a la forma de transportarse, tal como lo podemos ver con la continua evolución de la rueda, de los motores (a combustión y eléctricos), entre otros aspectos.
Estos pensamientos vinieron a mi cabeza luego de ver el exagerado incremento que tuvo la tarifa del SOAT para este año. Pensamientos que me llevaron a una triste conclusión: Transportarse en Colombia es una verdadera odisea económica, logística y de seguridad. Los que tienen la posibilidad de comprar un carro tienen que enfrentarse a: 1. Precios de combustible que poco o nada tienen en cuenta la fluctuación del precio de su materia prima. Precios que están próximos a rondar los $10.000; 2. El incremento excesivo e injustificado de las tarifas para la compra del seguro obligatorio. Situación que ha llevado a que colectivos de personas e incluso un congresista le haya solicita al Superintendente Financiero reconsiderar el incremento; 4. La exótica forma de comportarse de los precios de los carros: existiendo una vertiginosa y mítica depreciación del vehículo solo con “sacarlo del concesionario”. Esto sin mencionar el extraño precio del mercado en el que se mueven los carros de segunda, los cuales están a merced de una revista que los valora o deprecia sin explicación técnica alguna. 5. El lamentable estado y el rezago técnico en el que se encuentra gran parte de la malla vial. Aunado a la poca planeación para lograr la interconexión con los países vecinos que permitirá la movilización de turistas y el flujo de mercancías entre naciones vecinas.
Ni que decir lo que sufren los usuarios del servicio público de transporte tanto urbano como intermunicipal; servicios que no han sido ajenos a los acostumbrados reajustes de tarifas de inicio de año. Así las cosas, hay que exigir a nuestros candidatos a corporaciones públicas y alcaldías y gobernaciones, incluso a la presidencia de la república, propuestas serias, y realizables en el muy corto plazo, que revolucionen la forma en la que los colombianos nos vamos a transportar en el futuro próximo y lejano, de una forma digna, segura, competitiva y eco amigable.
