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“Paulina es una princesa guerrera que venció una batalla dura”

May 27, 2023

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Alegre, entusiasta y perseverante, así se puede describir a Paulina, una niña de 6 años que a su escasa edad ha superado fuertes batallas como la del cáncer.  

DIARIO DEL HUILA, NEIVA

Por: Angélica Tatiana Andrade Quimbaya

Tener contacto con la familia Mora Argoti genera conexiones, mueve fibras e inspira, en su hogar se percibe el cariño infinito entre los integrantes, la comprensión que les ha permitido superar obstáculos y la calidez para hablar de temas complejos desde el ejemplo, la constancia y el amor, a ella pertenece Paulina Mora Argoti, la hija mayor de Daniel y María Isabel, quien a sus escasos seis años es una victoriosa guerrera que venció un inusual tipo de enfermedad oncológica.

“Paulina es nuestra princesa guerrera, la cicatriz que quedó en el abdomen fue generada por la guerra que ella superó”, Daniel Mora.  

Para hacer referencia a Paulina, es imprescindible mencionar que, entre sus cualidades, se evidencia el gran interés por la vida, razón que la lleva a ver siempre el lado positivo de las diferentes situaciones, a actuar enérgicamente, a contagiar e irradiar ternura y felicidad, a demostrar optimismo e inspirar permitiéndole destacarse en los distintos escenarios de los que hace parte, físicamente regala sonrisas que surgen del alma y se dibujan en su tierno rostro al que adornan frondosos rizos juguetones.

“Paulina siempre les ve el lado positivo a todas las cosas y eso nos ha ayudado a superar algunos obstáculos, a lo largo de su vida nos ha demostrado ser una niña esperanzadora que todo el tiempo está alegre, tiene como un ángel muy bonito y en el colegio es la líder, cuando hay un baile ayuda en la logística, es una hermanita demasiado amorosa, mi hijo tiene solo dos añitos y está aprendiendo muchas cosas, por ejemplo, a ser tierno y ella está ahí para contribuir con ese desarrollo integral, ella es una niña muy especial que nació un don”, destacó su papá, Daniel Mora.

Paulina realiza primero de primaria en Fusagasugá, su ciudad natal.

El tumor

Hace tres años el mundo se preparaba para hacerle frente al problema de salud pública que ha impactado los distintos escenarios a escala global, Paulina tenía la mitad de su edad actual y, junto a su familia, cumplían todos los protocolos de bioseguridad que se indicaron desde los organismos internacionales y las autoridades nacionales. En uno de esos días de confinamiento, mientras ella departía junto a sus papás y su hermanito Santiago, quien estaba en el vientre, puso en evidencia la existencia de una posible masita en la zona abdominal.

“Estábamos acostados y mi esposa dijo que le sentía algo raro en el estómago, realmente le percibimos una masita, con el ecógrafo de mi esposa, que es médica veterinaria, le revisamos el estómago, ella tiene cierto conocimiento del tema y por eso le intentó realizar una ecografía porque no le gustaba lo que estaba sintiendo en la niña, ahí me dijo que no le gustó lo que vio ya que no era líquido sino que se veía como una masita, en ese momento decidimos llevarla al día siguiente donde el médico, eso que mi esposa vio no era normal”, narró Mora.

18 quimioterapias hicieron parte del tratamiento recibido por Paulina Mora.  

Tras lo observado, la familia Mora Argoti Mora, que habita en el municipio de Fusagasugá, Cundinamarca, se dirigió al consultorio del médico local, quien les atendió en consulta particular: “Mi esposa ingresó sola al consultorio porque había restricción por pandemia, ella ya tenía aproximadamente tres meses de embarazo, luego el médico le dijo que me llamara para decirnos algo, ahí nos comentó que, al parecer, la niña tenía un tumor en la zona renal, en ese momento me sonó a algo extraño, pero no pensé que fuera tan grave y le dije ´doctor, ¿usted qué haría si fuera su hija?´ y él me respondió que la llevaría al HOMI en Bogotá, agregando que no era el lugar más bonito por la ubicación dentro de la ciudad, pero que era el mejor lugar para atender el posible tumor que mi hija tenía, me acuerdo mucho que eso fue un lunes y decidimos viajar el martes a la madrugada, mi esposa estaba muy preocupada, así que le dije que lo peor que podíamos hacer era buscar en internet porque ahí siempre van a aparecer cosas como ´si te duele una uña, te vas a morir´, también le dije ´te pido que en todo este proceso no vayas a buscar nada en internet, simplemente guiémonos por lo que nos digan los doctores y no nos adelantemos´. Efectivamente nos fuimos a Bogotá con una maleta como para quince días porque no esperábamos pasar más tiempo allá”, describió Daniel Mora.

En Bogotá, un grupo de amigos de la familia Mora Argoti los esperó al exterior de la institución donde Daniel y Paulina tuvieron que distanciarse de María Isabel debido a las restricciones por pandemia, sobre todo, para embarazadas, ellos entre la incertidumbre y la curiosidad, ingresaron al área oncológica donde inició todo el proceso.

“Recuerdo mucho cuando el niño del lado lloró muchísimo cuando le fueron a extraer sangre y Paulis a los tres años hablaba bastante, en ese momento me preguntó por qué lloraba el niño y le respondí que le estaban buscando las venitas y no se las encontraban porque cuando los niños lloran, las venas se esconden del miedo y que al momento de su turno lo mejor era que me apretara fuerte la mano para que fuera un solo pinchazo, así hizo y en todo el tratamiento cumplimos el ritual de ´apriétame la mano, mírame a los ojos y todo estará bien´. Ahí le realizaron la ecografía y el reporte preliminar fue un posible tumor de Wilms en el riñón derecho, lastimosamente no nos dimos cuenta a tiempo y el médico nos explicó que había cuatro estadíos, el de Paulina estaba en el tercer estadío, era muy grande, el tamaño era similar al de una naranja tangelo en el riñón, inicialmente llegaron los sentimientos de culpa porque nosotros jugábamos mucho con ella, estábamos juntos la mayoría de tiempo y no nos dimos cuenta antes”, agregó Mora.

“Quisiéramos que mi hija pudiera comer todo lo que consume un niño a su edad, pero sabemos que solo tiene un riñoncito y debemos cuidárselo, por eso somos muy precavidos en cumplir todos los cuidados que nos indiquen los doctores”, Daniel Mora.

Tumor de Wilms

De acuerdo con lo señalado por Daniel Mora, una vez confirmado el diagnóstico que arrojó la existencia de un tumor de Wilms en el riñón derecho, un tipo de cáncer renal poco frecuente que se caracteriza por afectar uno o ambos riñones y habitualmente se da más en los niños y niñas, en quienes se manifiesta a la edad de, entre tres y cinco años , varios grupos de estudiantes de medicina llegaban a la habitación interesados en conocer acerca del caso.

“Todas las situaciones que pasaban, yo trataba de decírselas o hacérselas saber desde un lado positivo, estando en el HOMI nos pasaron al área denominada Centro de Cáncer Infantil para hacerle la biopsia que confirmó, después de casi dos semanas, un tumor maligno, efectivamente tenía un tumor de Wilms en el riñón derecho. Después de casi un mes, inició el tratamiento, el oncólogo nos explicó que eran aproximadamente 18 quimioterapias y la periodicidad. Pasados unos minutos de la primera quimio, pensé que era fácil, hasta que después de casi tres horas la niña empezó a vomitar, a sentirse débil, ver a mi niña así, de tres añitos, era una situación muy difícil, la intención de las primeras quimioterapias era reducir el tamaño del tumor para poder extraerlo”, agregó Mora.

Después de algunas quimioterapias, el médico tratante les explicó que el tumor que tenía Paulina, cuyo tamaño inicial era similar al de una naranja tangelo, pasó a ser como una pelota de golf y, pese a la aceptación corporal del tratamiento, se debía extirpar el riñón completo, situación que generó en la familia nuevas reacciones propias del duelo.

“Duré mucho tiempo en bajar a comer porque no quería separarme de la niña, esos momentos fueron difíciles porque tenía que asimilar que la única opción era extraer el riñón, sin embargo, al leer en una pancarta gigante que había en la zona de comida cuando por fin decidí ir, noté que éramos afortunados de tener a mi hija con vida y no era tan grave como lo que les había pasado a otros niños. Después seguí viendo a más niños con situaciones diferentes y muy complejas, pero me hacía el fuerte con mi hija y mi esposa, nosotros vivimos en el hospital casi dos meses en los que Paulis estuvo acostada, eso significó que se atrasara motrizmente y tuviera que empezar a caminar de nuevo, los doctores y todas las personas de allá son muy humanos y eso hizo que la estancia fuera llevadera”, manifestó Daniel.

“Paulina es nuestra princesa guerrera, la cicatriz que quedó en el abdomen fue generada por la guerra que ella superó”, Daniel Mora.  

Cirugía

Después del tratamiento no invasivo, Paulina tuvo que ser intervenida quirúrgicamente con el fin de extraer el riñón que le hizo permanecer cuatro días en la Unidad de Cuidados Intensivos, otra situación difícil que requirió de ocho radioterapias para complementar el procedimiento y, finalmente, se llegó a los controles médicos cada dos meses, después cada cuatro, hasta la actualidad que son cada seis meses.

“Yo soy muy estricto en cuidar mucho a Paulina en el consumo de ciertos productos, en evitar que ella consuma sal en los alimentos, a veces me paso porque sé que es una niña, pero es mi misión cuidarla. En todo el proceso mi esposa no pudo estar con nosotros en el hospital porque estaba embarazada, esto fue demasiado complejo para ella. Nosotros le hemos dicho que la cicatriz que le quedó en el abdomen es una herida generada por la guerra que ella había superado, cuando íbamos de Fusa hacia Bogotá nos vestimos de súper héroes y viajamos con el carro que decía ´Hoy es mi última quimio´, la gente pasaba echándonos pito y ella se ponía muy contenta, todo lo que pasó lo hemos visto como una experiencia bonita, a ella le gusta la natación, sin pena ni nada usa un bikini porque nosotros le enseñamos que la cicatriz es una herida de guerra que ella sacó adelante, es una niña realmente muy madura, cuando se le empezó a caer el cabello, también me hice un corte muy bajito, los dos tuvimos el mismo corte y ahora su cabellera creció y sus crespitos son llamativos”, concluyó Daniel Mora. 

Finalmente, Daniel Mora expresó que todos los casos son diferentes y que el cáncer no siempre es sinónimo de muerte, por el contrario, es una oportunidad para continuar adelante y se puede superar manteniendo unión familiar, confiando en los conocimientos de los profesionales de la salud y siguiendo estrictamente sus indicaciones.

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