Por: Harold Salamanca
Según una publicación de la matemática e investigadora Annie Marquier, recientemente se ha descubierto que el corazón está provisto de un sistema nervioso independiente y altamente desarrollado con más de 40.000 neuronas y una compleja, basta y tupida red de neurotransmisores y células de apoyo. Conocida esta información entonces los estudiosos se preguntan: ¿El corazón es inteligente?, a lo que los estudios científicos responden, que este órgano parece que puede tomar decisiones y pasar a la acción independientemente del cerebro, incluso que puede aprender, recordar y percibir.
La investigación también revela que el corazón puede influir en nuestra percepción de la realidad, y es el único órgano del cuerpo que tiene la propiedad de enviar más información al cerebro de la que recibe, y, por lo tanto, puede inhibir o activar algunas partes del mismo según las circunstancias. Así mismo, es el encargado de producir la hormona ANF, cuyos efectos están directamente relacionados con la inhibición de la hormona del estrés y producir y liberar oxitocina, la que se conoce como la hormona del amor. De igual forma, se afirma en la misma investigación, que el corazón puede influir en nuestra percepción de la realidad y, por tanto, en nuestras reacciones, y que también, es capaz de irradiar información energética en un radio de acción de entre dos y cuatro metros.
Todo este relato viene a cuento, por las desgarradoras y fuertes imágenes que hemos visto en las últimas semanas en los medios de comunicación y en las redes sociales, donde podemos observar con asombro como nos atacamos y ponemos en riesgo la integridad física, incluso la vida del otro, como destruimos la infraestructura pública que ha sido financiada de nuestro propio bolsillo, como nos polarizamos y nos distanciamos cada vez más, y como perdemos con mayor rapidez la paciencia y la tolerancia por el prójimo.
Estamos viviendo duros tiempos, pero no podemos olvidar que somos seres humanos, que somos colombianos, que debemos propiciar y cultivar la cooperación, poner en práctica la escucha respetuosa, más allá de las diferencias de pensamiento. Es hora de sincronizar nuestro cerebro con nuestro corazón. Somos parte de una energía universal y no cabe la menor duda que todos estamos interconectados, que lo que hagamos individualmente afecta nuestro entorno. Para cerrar la columna del día de hoy, quiero citar la conclusión del estudio que he tomado como referencia: “El amor del corazón no es una emoción, es un estado de conciencia inteligente”.
