El sistema de transporte público en el país es uno de los sectores que más afectación presentó durante el periodo de la pandemia del Covid. El confinamiento provocado por las medidas restrictivas implementadas por el gobierno nacional obligó a los vehículos a utilizar solamente el 50% de su capacidad transportadora, generando la más profunda crisis financiera a todos sus propietarios y, por ende, al funcionamiento de las Cooperativas donde se encuentran afiliadas. Además, la disminución en la demanda por el temor de los contagios contribuyó a colapsar a este importante renglón de la economía.
El hecho, sin precedentes, tomó por sorpresa a quienes de una u otra forma derivan su sustento del transporte público de taxis en la capital del departamento del Huila, al tiempo que no tenían ningún tipo de alternativa diferente para laborar y menos para generar recursos para ellos y sus familias. La medida de confinamiento llevó a la suspensión de los servicios, generando con ello, un impacto negativo a todas las demás actividades inherentes a esta actividad económica afectando a las personas que diariamente se benefician directa o indirectamente de la cadena del transporte, porque tuvieron que encerrarse en sus viviendas.
Además, el incremento de toda la cadena de insumos que son utilizados para su funcionamiento ha conllevado a generar un aumento en la estructura de costos de este importante renglón de la economía local. Las pérdidas que han presentado son multimillonarios, que tienen a los propietarios de los vehículos automotores al borde la quiebra generalizada. El mismo gobierno nacional, no los ha incluido dentro de los planes de salvamento que les ha brindado a otros sectores económicos, para lograr su recuperación.
Por tal motivo, ante las exigencias de este gremio a la administración municipal, y previo análisis técnico y financiero, tomó la decisión de incrementar las tarifas del servicio de transporte público de taxis. Lo importante, es que este debate de fondo, mirando los números, previendo escenarios, minimizando las consecuencias, a través de estudios serios, que condujeron a comparar su capacidad, costo de inversión y operación por pasajero, sin dar cabida a fórmulas ligeras y populistas.
Con ello se trata de salvar un sistema que ha demostrado sus bondades y eficacia, pero al que la realidad le devela un panorama complejo. Lo anterior es producto no solo del papel del sector en dinamizar la economía, sino también del encadenamiento que genera con otras actividades como los hoteles y el turismo. No se trata, en modo alguno, de ser fatalistas o de atravesarse a la anhelada reactivación de la economía local, sino de ser conscientes de que hemos sufrido mucho con la pandemia.
