Dentro del afán reformista del gobierno nacional que preside Gustavo Petro Urrego, el Congreso de la República abordará en su agenda la reforma laboral, que ha generado un profundo rechazo por el sector productivo del país y por la aceptación de los sindicatos del país. Pero desafortunadamente, el sector productivo está viviendo su peor momento de la historia en este mandato, por su accionar incoherente en la aplicación de los instrumentos de la política macroeconómica que la tiene en cuidados intensivos en solo siete meses desde que inició su mandato. El mercado laboral no está funcionando correctamente. Es un consenso para tirios y troyanos. Con una tasa de desempleo que registró en enero pasado un 13,7% y con nivel de informalidad laboral del 58%, de acuerdo con el Dane, la normatividad actual no ha sido efectiva para generar nuevos puestos de trabajo suficientes y formales para la sociedad colombiana.
Los empresarios se quejan permanentemente de los altos costos para contratar, inflexibilidad en cotizaciones de seguridad social y trabajo por horas, desajuste entre la formación y las necesidades del sector productivo, entre otras, constituyéndose en serios obstáculos para la generación de nuevos puestos de trabajo. De aprobarse el texto presentado por el gobierno, se convierte en la principal amenaza para dinamizar el mercado laboral colombiano, dadas las restricciones que presenta en su articulado. Es una mejora sustancial de las condiciones de quienes ya cuentan con trabajo formal.
Tenemos que la jornada nocturna comenzaría a partir de las seis de la tarde y no de las nueve de la noche y se aumentaría el pago de los recargos por dominicales y festivos. Asimismo, la semana de trabajo disminuirá de las 48 horas actuales a 42, regresa la jornada de la familia y la licencia de paternidad subirá a 12 meses de hoy hasta el 2025. También se reforzará la estabilidad laboral de quienes hoy son trabajadores, se limitará la tercerización, los contratos a término indefinido serían la regla general y los de término fijo solo podrían durar hasta dos años. En resumen, una serie de medidas que benefician a la minoría que tiene la fortuna de disfrutar de un empleo formal. Y el resto de población desempleada, va a tener dificultades para acceder a un puesto formal. Vamos rumbo al fortalecimiento de la informalidad, así no lo quieran aceptar las luminarias que integran el alto gobierno, que están totalmente descontextualizados de la realidad nacional.
Así como se encuentran las cosas, esta reforma laboral se convierte en la principal estocada para la generación de empleo en el país. Los congresistas tienen la palabra. Recuerden que se acercan las elecciones regionales. El constituyente primario no olvida sus decisiones legislativas. Le pueden pasar factura el día de las elecciones como ocurrió en las anteriores justas electorales.
